Las Marinas se despiden de Zamora

Las dos últimas Marinas se trasladan a León y el monasterio pasa a titularidad del Obispado, que proyecta trasladar a él la casa sacerdotal

Sor María Ángeles y a su lado son Mercedes conversan con el obispo el Domingo de Resurrección. | Emilio Fraile

Sor María Ángeles y a su lado son Mercedes conversan con el obispo el Domingo de Resurrección. | Emilio Fraile / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

"Adiós Zamora hasta el cielo" dijo la nonagenaria sor Teresita cuando abandonó el convento el pasado miércoles rumbo a León a donde se trasladarán sus compañeras el último día del mes de abril. Con emoción lo relata su compañera sor María Ángeles, en lo civil Rosario Carretero González. Esta mujer, natural de Pajares de la Lampreana, a sus 83 años es una de las dos últimas religiosas que han permanecido hasta el último momento en el convento de Santa Marina, popularmente conocidas como Las Marinas.

De conversación ágil, esta religiosa, que profesó en el año 1959 en este convento porque había en él varias monjas de su pueblo, atestigua que la decisión de abandonar el monasterio donde ha residido desde que contaba con 20 años, salvo periodos en los que ha estado ingresada o recuperándose en su localidad natal, la ha llevado "bien", aunque la emoción en varios momentos de la conversación refleja los sentimientos encontrados que tiene esta religiosa vocacional que tuvo que irse a trabajar a Segovia para pagarse el ajuar necesario para profesar.

Más parca en palabras resulta sor Mercedes que se limita a transmitir que a ella le "ha costado mucho.... pero ¡qué le vamos a hacer!".

Sor María Ángeles el Domingo de Resurrección

Sor María Ángeles el Domingo de Resurrección / EMILIO FRAILE

La carencia de nuevas vocaciones, la edad avanzada de las monjas y las dificultades en llevar una vida en comunidad pesaron en la decisión de trasladarse a otro convento de clarisas. "Aquí aunque quieras, no puedes hacer las cosas de piedad porque aunque tenemos exposición del Santísimo somos solo dos..." testimonia esta mujer que durante la friolera de 35 años se ha encargado del torno, labor que ha compaginado con el bordado en oro al que se han dedicado históricamente las Marinas.

Meses atrás la abadesa de las Marinas intentó que las religiosas pasaran a la clausura del monasterio de Santa Clara, conocido en la ciudad como Las Claras, pero a esa comunidad se han trasladado religiosas de Toro y de Salamanca y "no tenían sitio".

Ante esta situación optaron por trasladarse a un convento a León, cuya superiora estuvo en el monasterio que ahora echa el cierre tras más de cinco siglos de presencia de la orden en la Diócesis de Zamora. En León la nueva comunidad la integrarán 17 religiosas. "Será una comunidad, sin duda, más viva... como tiene que ser", sentencia sor María Ángeles.

Las religiosas saludan al presidente de la Resurrección

Las religiosas saludan al presidente de la Resurrección / EMILIO FRAILE

La relación de las Marinas y la Semana Santa de Zamora ha sido muy intensa. Ellas han bordado los mantos que han portado la Virgen de la Esperanza o la Soledad y "les hemos guardado todo aquí", en alusión a túnicas, mantos, estandartes o faldillas de los pasos, entre otros elementos, "y por eso hemos esperado a que pasara" la Pasión "para irnos", indica Sor María Ángeles.

Sor María Ángeles en el jardín

Sor María Ángeles en el jardín / L. O. Z.

"Nos pedían que les arreglásemos las mantillas o que le pusiéramos un anagrama y … hay que hacerlo o también nos pedían que se bordásemos algo para el niño que va a tomar la Primera Comunión y se lo hacíamos… hay que tener caridad", describe la religiosa que cuando entró hizo el número 26 de la comunidad.

"Entonces era una maravilla con los cánticos que hacíamos con las novenas a la Virgen… es una vida muy bonita y muy llena de Dios porque si tu no llegas, Él te da la fuerza".

Sor Mercedes en dependencias del convento

Sor Mercedes en dependencias del convento / L. O. Z.

La religiosa, que irradia felicidad mientras que habla, agradece las muchas muestras de afecto recibidas desde que se hizo público que se iban. "Nos hemos sentido muy queridas y no hemos decir cuándo nos vamos porque sino vienen a despedirnos y todo serán lágrimas".

Las religiosas dejan el convento con la alegría de que ahora, tal y como marcan las escrituras de compra-venta de la casa-palacio del marqués de Villagodio, se hace cargo del inmueble el Obispado de Zamora que proyecta trasladar la casa sacerdotal a ese monasterio que cuenta con un amplio jardín con vistas al Duero o una huerta.

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