Zamoranos orgullosos de sus raíces

"Cuando escucha la vieja voz de mi sangre que canta y llora tras pasados siglos de horror, siento a Dios que perfuma mi alma y en el mundo voy sembrando rosa, en vez de dolor". Con estos versos del tío Pedro Peña en la canción "Orobroy" terminaba el comunicado que en el parque de Olivares se leyó ayer con motivo de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, que este año se ha tenido que retrasar dos días debido a su coincidencia con la Semana Santa.

Desde la delegación de la Fundación Secretariado Gitano se volvió a confiar en Olivares como sede de las actividades que se pusieron en marcha desde primera hora de la tarde, comenzando por este comunicado, que llevaba por título "Bronce y sueño", en honor a los versos de Federico García Lorca y con el que querían transmitir el "orgullo" que tienen de su esencia. "Orgullo de compartir una escala de valores en la que la solidaridad, la familia, el respeto o la honestidad, entre otras, tienen un significado muy marcado para la mayoría de las personas gitanas y su transmisión para las futuras generaciones", defendieron.

Se trataba —como en anteriores ediciones— de una jornada para la celebración y la reivindicación, puesto que todavía existen dificultades para trabajar con este colectivo, tal y como se reconoció desde la fundación, quien denunció que en la actualidad "aún hay que luchar contra la discriminación y la estigmatización de este colectivo en áreas como la educación, el mercado laboral, la salud o la vivienda", se enumeró.

"Hoy celebramos la unidad de nuestro pueblo, recordando nuestra historia, nuestra lengua y a nuestros antepasados, levantando la voz de manera conjunta para señalar las situaciones de injusticia y desigualdad que nos sigue afectando", subrayaron en este comunicado, al que continúo el tradicional lanzamiento de flores al Duero.

Tras este acto tan vistoso, la tarde continuó con otras actividades de ocio, como la actuación flamenca capitaneada por "Gelem-Gelem", título del himno internacional gitano y talleres pensados especialmente para los más pequeños, con juegos tradicionales e hinchables.

El buen tiempo también animó a la merienda, donde las tortillas fueron las protagonistas, eligiendo la mejor en el concurso que se celebró. Se aprovechó así a disfrutar de una comida de hermandad entre los asistentes hasta la clausura de la jornada.