La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Asier Saiz Rojo | Decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Castilla y León

“Adaptar los montes a una gestión adecuada puede llevarnos una década”

“Los incendios no se han producido por una única razón ni tienen un único culpable” | “Hay que planificar y trabajar por la sostenibilidad”

El decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Castilla y León, Asier Saiz. Cedida

Zamora arde, y la gente busca explicaciones y responsables. Más allá de las cuestiones políticas, existen temas de fondo que permiten profundizar en lo ocurrido con algo más de pausa. Entre las voces que pueden arrojar luz sobre ello, emergen las de los ingenieros de montes, expertos con un conocimiento técnico sobre las zonas que se han quemado y con teorías acerca de lo que se debería hacer para evitar nuevas tragedias. El decano de su colegio profesional en Castilla y León, Asier Saiz Rojo (Elgoibar, 1977) ofrece en esta entrevista su visión sobre lo sucedido y su perspectiva acerca de lo que está por venir. En su aval, la experiencia en una empresa privada del sector, su bagaje como profesor asociado en la universidad y su trayectoria como director de Itagra.

La gestión forestal, fundamental para atajar los incendios, según el decano. | Cedida Manuel Herrera

–¿Qué ha ocurrido este verano para que Zamora haya sufrido dos incendios del tamaño de los registrados en la Sierra de la Culebra y en Losacio?

–Realmente, como en las grandes tragedias, no hay una sola razón ni un único culpable. Por una parte, tenemos este cambio climático que va a provocar olas de calor muy fuertes, muy intensas y muy duraderas. En segundo lugar, están los efectos sinérgicos del despoblamiento rural, que provoca menos actividad en un monte que se está desarrollando sin un movimiento que antes favorecía la prevención de incendios. Y, además, hay una falta de gestión desde el punto de vista de las actuaciones silvícolas o de las infraestructuras para la prevención. Todo junto está provocando que los fuegos sean cada vez más graves.

–¿Qué definición hace de la gestión forestal y qué es lo que ha fallado en ella para que se hayan producido estos fuegos?

–Es una de las preguntas más interesantes que se pueden hacer en estos momentos. La gestión forestal consiste en hacer actividades que prevengan al propio monte de estas tragedias mediante un aprovechamiento sostenible. Hay actividades que pueden ser actuaciones silvícolas, crear cortafuegos a través de áreas más abiertas o dar forma a un paisaje en forma de mosaico, como ocurría antiguamente. Eso implica una mayor sencillez a la hora de prevenir y extinguir un fuego, lo mismo que mejorar los caminos, contar con puntos de agua y poner en marcha otra serie de actuaciones ligadas a la sostenibilidad del monte.

–Las comarcas de Zamora estaban mucho más habitadas hace unas décadas. ¿Los responsables políticos no se han adaptado a la nueva realidad de la provincia para poner en marcha una gestión adecuada?

–Eso es parte del problema, pero a mí me gusta señalar que la sociedad de hoy en día ve el monte como un escaparate, como una fotografía, pero no llega a entender esa complejidad que tiene y los lazos que nos unen a esa naturaleza. Esto hace que cada vez se comprendan menos muchas de las actuaciones que hacemos los ingenieros y que buscan proteger el propio monte.

La sociedad de hoy en día ve el monte como un escaparate, como una fotografía, pero no llega a entender esa complejidad que tiene y los lazos que nos unen a esa naturaleza

decoration

–¿Qué ha de cambiar en la gestión forestal a partir de un año en el que muchos ciudadanos y muchos políticos deben haber abierto los ojos?

–El otro día comentábamos que 1994 fue el peor año en incendios de siempre. Se quemaron casi 500.000 hectáreas en España. Ese fue un punto de inflexión y se mejoraron muchas políticas de extinción. Actualmente, la extinción requiere mejoras, pero la solución definitiva debe ir más por la prevención y por la gestión del monte. Este año, que está siendo tan complicado, podría ser un buen momento para cambiar estas políticas. ¿Qué ocurre? Que ese cambio de modelo no nos va a resolver la problemática de aquí al año que viene. En 2023, vamos a tener problemas muy parecidos, porque no hay tiempo de cambiar. De todos modos, esas políticas de gestión tienen que basarse en planificar cómo queremos que sean nuestros montes, aunque siempre teniendo en cuenta que son muy diversos. En la propia provincia de Zamora hay una diversidad enorme de masas forestales. Tenemos que planificar cómo queremos que sean esas masas y gestionarlas mediante aprovechamientos sostenibles; no dejar que el monte simplemente se desarrolle, porque está creciendo de forma mucho más rápida e intensa que lo que la gente cree.

–¿Se tienen que sentar ya los responsables para planificar un nuevo modelo pero, a la vez, pedirle paciencia a la gente por lo que pueda tardar en ser eficaz?

–Así lo pienso. Lo que ocurre es que, cuando hay incendios, lo que demanda la sociedad son más bomberos, más extinción de forma inmediata. Pero eso hay que verlo con perspectiva. Si tuviésemos una ciudad con muchísimos bomberos, pero fuese un lugar muy inflamable, con todas las construcciones de madera, la ciudad se quemaría igual y habría incendios importantes con pérdidas humanas. En el monte, esto ocurre también.

–¿Cuánto se podría tardar en adaptar nuestros montes a una gestión forestal adecuada?

–Llevamos retraso. Yo estaría pensando en más de una década. Vamos a tardar muchos años. Dependerá de las inversiones disponibles, que se fomentarán porque se han visto los efectos que se pueden producir. Pero vamos con retraso, la verdad.

–¿Por qué se ha tenido que llegar a este punto para empezar a escuchar a las personas que demandan cambios en la gestión?

–No tengo la respuesta muy clara, porque hay muchos agentes implicados. Yo creo que el futuro pasa también por hacer partícipes a todos esos agentes en la solución. Desde los gestores, los propietarios, los grupos ecologistas, que lo ven desde otro punto de vista, los agricultores, los ganaderos… Hay que implicar a toda esa gente y es importante que la sociedad comprenda cómo funciona nuestra naturaleza. Mucha gente no era consciente de que podían suceder cosas tan graves como las que han sucedido, sobre todo desde fuera, desde las ciudades.

–Con los incendios tan recientes, parece que hay posiciones irreconciliables entre algunos de esos agentes. ¿Es posible alcanzar un punto en común?

–Ese es el gran reto, porque toda esa discusión y ese conflicto ya existían hace unos meses, lo que pasa que eran menos notorios. Se ha hecho más público en cuanto ha ocurrido esta tragedia, que es especialmente visible en la provincia de Zamora, donde la cantidad de terreno y de pueblos afectados es enorme. El reto es unir eso y trasladar el conocimiento técnico de la gestión que hace falta.

La ingeniería de montes es una profesión que lleva más de 150 años y estamos ahí, aunque también debemos hacer un poco de autocrítica y reconocer que hemos divulgado poco nuestros conocimientos

decoration

–¿A ustedes les han pedido opinión ahora o a lo largo de los últimos años?

–Nos llaman solamente cuando ocurren estas cosas. Tenemos la sensación de que se acuerdan de nosotros en estas situaciones y el resto del año no.

–Pero el conocimiento técnico les debe habilitar para formar parte de la solución.

–Claro. La ingeniería de montes es una profesión que lleva más de 150 años y estamos ahí, aunque también debemos hacer un poco de autocrítica y reconocer que hemos divulgado poco nuestros conocimientos. Yo estoy convencido de que toda mejora que se promueva tiene que basarse en el conocimiento técnico, y esto a veces se nos olvida.

–En cuanto a la recuperación, Zamora se enfrenta ahora a un escenario con media Sierra de la Culebra calcinada. Recientemente, el alcalde de Ferreras de Abajo comentaba que eso supone también una oportunidad para diseñar la sierra del futuro. ¿Está de acuerdo con ese planteamiento?

–Me parece una reflexión muy buena por parte de ese alcalde. Es el momento de hacerlo, es el momento de pensar cómo queremos gestionar el futuro y cómo queremos la Sierra de la Culebra desde el punto de vista de la biodiversidad, de los aprovechamientos, de los propios vecinos. No tenemos que olvidar que se ha quemado una zona amplísima en la que además vive gente. Es muy goloso que todo el mundo venga ahora a ayudar, a repoblar, a hacer esto rápido, pero yo soy partidario de ese periodo de reflexión previo.

–Ahora, la conversación se llena de lugares comunes, y le pongo dos ejemplos: no se puede volver a repoblar la zona con pinos, porque arden rápido, o el fuego se apaga en invierno. ¿Hasta qué punto nos encontramos con tópicos más allá de realidades?

–Se están lanzando muchos mensajes y muchos titulares que hay que matizar. Eso de que los fuegos se apagan en invierno es una expresión que se emplea para recordar que no basta solo con los esfuerzos de extinción, sino que hace falta prevención. Pero realmente los fuegos se apagan todo el año. Tiene que ser una gestión continua. También habrás oído hablar de que los montes están sucios y que hay que limpiarlos. Pues es otro error: los montes hay que limpiarlos cuando hay basura y hay escombros, pero más allá de eso hay que aprovechar su biodiversidad. Esa expresión de limpiar los montes se refiere a eliminar el sotobosque, el matorral, la vegetación, y realmente no es correcto. Hay que mantenerlos porque son parte de la biodiversidad de ese monte. Lo que hay que hacer realmente es aplicar técnicas preventivas adecuadas a la espesura. Con el tema de los pinos, ocurre un poco lo mismo. Los pinos no han ayudado a propagar ni han provocado ese incendio, y el pinar es un estadío inicial muy interesante porque esos ejemplares crecen muy rápido. Vamos a generar un bosque antes que con frondosas, y es una transición perfecta. Es una fase de ese monte y nos ayuda muchas veces a recuperar zonas que, si no, por erosión, se van a perder. Otro de los problemas que tenemos ahora con esta zona quemada son los efectos de las próximas lluvias, por la posible pérdida del suelo y la erosión, y eso también es importante prevenirlo.

Otro de los problemas que tenemos ahora con esta zona quemada son los efectos de las próximas lluvias, por la posible pérdida del suelo y la erosión, y eso también es importante prevenirlo

decoration

–En cuanto a las consecuencias, de la riqueza que había en la zona, ¿cuáles son los principales problemas que va a causar el incendio a corto, medio y largo plazo?

–Entre los principales problemas veo el riesgo de pérdida de suelo y de erosión, que dependerá de cómo vengan las lluvias en los próximos meses. También la pérdida de biodiversidad en un entorno maravilloso como el de la Sierra de la Culebra, y hay que tener en cuenta que se ha quemado una superficie muy amplia. En el caso de los incendios más pequeños, el efecto del borde permite recuperar esa biodiversidad, pero aquí se ha generado un espacio quemado muy amplio.

–¿Qué ocurrirá con la micología?

–Las setas y la micología se van a ver afectadas, porque vienen muchos años sin la producción que tenían. Hay especies micológicas que van a tardar décadas en recuperarse.

–¿Es un temor fundado pensar que los fuegos pueden continuar en agosto en zonas de gran riqueza como los Arribes o Sanabria?

–No se puede descartar. Por eso hay que aumentar todas las medidas preventivas en esas zonas. Está todo muy, muy seco, y hay una humedad muy baja en la vegetación, incluso en los robledales. Es un temor fundado y la única solución ahora mismo es la prevención en las actividades. A tan corto plazo no se puede hacer mucho más.

–¿Hasta qué punto penaliza la ausencia de determinado tipo de ganaderías en estas zonas, ahora que esas actividades van perdiéndose?

–La ganadería lo que hace es controlar la vegetación, genera zonas abiertas, que haya gente en el monte que puede extinguir los incendios en los primeros instantes. A nuestro monte le viene muy bien que haya gente trabajando de forma sostenible en él.

–En cuanto al cambio climático, ¿nos adentramos en una época en la que será complicado tener años mejores que este para los incendios?

–Tenemos que ver una trayectoria de más años. Estamos teniendo olas de calor y veranos muy intensos, pero tenemos que tener una visión más amplia y hacer estadísticas a más largo plazo.

Compartir el artículo

stats