La muerte de un animal siempre es trágica, pero lo es más aún si se trata de una especie protegida. La clave está en si al animal te lo encuentras muerto o si lo has matado tú. En el primero de los casos, es decir, si caminas por el bosque o la carretera y te encuentras un animal protegido muerto o herido, las indicaciones son las siguientes: No tocar al animal, llamar al Seprona y no recoger muestras.

¿Se ha muerto o lo han matado?

En el caso de que el animal en cuestión haya sido matado, su autor se enfrenta entonces a una sanción -y pena de cárcel- por delitos contra la fauna protegida. Las multas a las que puedes hacer frente varía entre comunidades. En el caso de Castilla y León, disparar o envenenar a un solo pardo conlleva una multa de más de 9.000 euros.

Un lince ibérico. MITECO

El caso particular del lobo

Su reciente condición de animal protegido convierte su caza en un delito millonario. La prohibición está sancionada en la legislación vigente con multas máximas de dos millones de euros o, en caso de incurrir en infracción penal, hasta dos años de prisión.