Se llama Antonio Miranda Mateos, nacido en la plaza de Santa Lucía, pero "de toda la vida" del barrio de Pantoja, en la capital zamorana. Lleva cerca de 20 años destinado como guardia civil en Mairena del Alcor, una localidad a las afueras de Sevilla. El pasado día 6 de junio acudió junto a su compañero a un aviso del Centro de Coordinación de la Benemérita para intervenir en un posible ahogamiento en una piscina de la urbanización El Campillo, en dicha localidad. El propio Antonio relata el "milagro" de cómo revivieron a la víctima, de tan solo 16 meses: Aunque "solo tardamos tres minutos en llegar, porque estábamos cerca", contaban con lo peor: "Pensábamos que la niña había fallecido, nos encontramos allí con el padre que intentaba reanimarla, como podía". Los agentes colocaron a la pequeña en la posición adecuada, cambiándola de postura para proceder a maniobras de reanimación cardio pulmonar (RCP). Al cabo de dos o tres minutos, "la niña emitió un pequeño hipo, eso nos animó y seguimos hasta que llegó la ambulancia". Cuando los sanitarios procedían a intubarla, la pequeña empezó a llorar y vomitó el agua tragada, para alegría de todos. Consciente, fue trasladada hasta el Hospital Infantil de Sevilla, donde se recuperó del todo y ya está en casa. Ayer posaba en brazos de sus "ángeles guardianes", entre el agradecimiento de sus familiares hacia los agentes que salvaron la vida de la menor en una situación extremadamente compleja.

El guardia civil zamorano ha sido entrevistado por periódicos, televisiones y emisoras de radio. No paran de felicitarlo junto a su compañero y "hemos recibido muchas llamadas de personalidades, la primera la directora general de la Guardia Civil". Su familia y amigos zamoranos se sienten muy orgullosos de la labor de Antonio Miranda, que volverá a su tierra natal, Zamora, a descansar unos días en verano. Su ciudad espera, igualmente orgullosa, de este ejemplar paisano que hace honor al buen hacer de la Benemérita.