Residencia Milagrosa, ubicada en Corrales del Vino, tiene su propia filosofía de trabajo y funcionamiento, centrada en lo que las personas residentes desean hacer ahora y en un futuro cercano porque están lejos de “retirarse”. Toda una plantilla de profesionales con la máxima cualificación está pendiente de que las personas mayores sientan y vivan como todos los hacemos, sin que la edad suponga impedimento alguno para ello.

Una trayectoria de casi una década avala a la Residencia Milagrosa, definida como centro de atención con vocación de hogar, de un gran hogar en el que pueden convivir hasta 77 huéspedes, con todas las comodidades, el trato profesional y humano que marcan la diferencia entre un mero lugar donde residir y el ambiente cálido y cercano de la propia casa.

Centra su misión en el bienestar de los residentes y la tranquilidad de sus familias, según criterios sólidos, contrastados y profesionales, desde un conocimiento concreto y un seguimiento diario de cada persona y con la certeza de haber llegado a convertirse en referencia en cuanto a atención a mayores se refiere.

La metodología que el equipo de profesionales ha implementado y mejorado a través de una dilatada experiencia se basa en conocer a las personas y su entorno cuando se incorporan a la comunidad; su proyecto de vida, su familia o personal de referencia, expectativas y deseos y sus fortalezas y capacidades para desarrollar y establecer planes específicos de atención. Todo ello, con vistas a proporcionar a los residentes seguridad, autonomía y bienestar emocional, además de promover sus relaciones dentro y fuera de la residencia.

Con este método de trabajo, enfocado en los residentes para prestarles cualquier apoyo que precisen, los profesionales han conseguido potenciar y favorecer sus objetivos, procurando que las personas mayores puedan tener el máximo control de su vida y que esta sea lo más parecida posible a la que tenían antes de pertenecer a la comunidad Milagrosa.

Una mujer en los jardines. Residencia Milagrosa

De hecho, en referencia a esa misión, demuestran que no solo están comprometidos con la calidad de la asistencia en el plano humano, sino que, además, han establecido un catálogo de servicios de confort poniendo a disposición de los residentes todos los medios posibles para asegurar su comodidad y ocio por medio de wifi, equipos informáticos, enseres de aseo personal y “amenities”, un control exhaustivo y diario de limpieza, planchado de ropa y cambio de lencería; servicio de restauración con menú de degustación o doble opción de menú y celebración de festividades, fiestas y excursiones.

Por añadidura, en el ámbito de la salud, el equipo técnico de la Residencia Milagrosa cuenta de servicio médico, enfermería, terapeuta ocupacional, fisioterapeuta y nutricionista, atención al duelo y atención religiosa, entre otros.

Las instalaciones del centro son modernas y funcionales y disponen de unidades especializadas en la atención diurna, convalecencias o rehabilitaciones, estancias temporales o Alzheimer y otras demencias y están provistas de habitaciones dobles e individuales, además de unos amplios espacios ajardinados.

En definitiva, con una filosofía en la que sus residentes pueden estar jubilados, pero muy lejos de “retirarse”, la Residencia Milagrosa procura que se sientan y vivan como el resto de nosotros, sin pensar en la edad que tienen, sino en lo que desean hacer en el presente y en el futuro cercano.

La idea que motiva el trabajo es que todas las personas mayores merecen tener un propósito para seguir adelante y para mejorar cada día y nuestra tarea es prestarles la ayuda necesaria para conseguirlo.