El personal de atención directa se ha convertido en una pieza clave del engranaje de cualquier residencia de mayores. Es, de hecho, el contacto más estrecho de los usuarios, dado que nadie en los centros pasa más tiempo con cada uno de ellos. Su trabajo pasa por garantizar el bienestar físico y mental de las personas que atienden, por lo que entre ambas partes puede llegar a establecerse una relación de confianza que servirá para reforzar la atención que se precisa. Las tareas son amplias, aunque siempre dependiendo de las capacidades del usuario y en ámbitos como la higiene, la alimentación o la motricidad. Y siempre, siempre, tratando a la persona con respeto, educación y sin infantilizar. Un trabajo que requiere de habilidades y cuya máxima premisa es que el atendido esté a gusto.

Cada vez más ciudadanos optan por estudios relacionados con la atención a mayores para encontrar una salida en el mercado laboral. En la ciudad de Zamora, por ejemplo, se puede estudiar el título de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en el IES María de Molina, el de Técnico en Atención Sociosanitaria en el Centro Integrado de Formación Profesional o el Certificado de Profesionalidad en Atención Sociosanitaria a Personas en Instituciones Sociales en el Centro de Adultos Viriato. Entre las competencias que se adquieren, por ejemplo, en este último currículo, aparece un amplio abanico que abarca desde la preparación y apoyo de intervenciones de atención física, sociosanitaria y psicosocial a las personas dependientes en ámbito institucional, hasta la animación social, pasando por técnicas de comunicación, mejora de las actividades diarias de los usuarios o apoyo en la recepción de los mayores en este tipo de centros.

En el centro del engranaje

En la plantilla de cualquier residencia de mayores, una de las partes más importantes será siempre la de las auxiliares de enfermería. De hecho, ellas son el primer filtro de cualquier tipo de problema que pueda surgir con el usuario antes de trasladar el asunto a los técnicos, como enfermeras, fisioterapeutas o médicos. La ayuda que estas trabajadoras brindan a los mayores resulta clave para cuestiones como vestirse, asearse, trasladarse o controlar la alimentación, de manera que se convierten en poco menos que la mano derecha de aquellas personas a quienes prestan su apoyo.

Durante los últimos tiempos, el sector de las auxiliares de enfermería ha conseguido que se reconozca la importancia de su trabajo en las instituciones de esta índole, convirtiéndose en una pieza clave sin la que se entendería la atención a los mayores en residencias. Por esta razón, son cada vez más las personas que apuestan por este empleo, máxime en provincias como la de Zamora, donde el elevado índice de envejecimiento asegura el futuro dentro de la profesión. No obstante, hay que estar formado y preparado para afrontarlo y cada vez más se exige título y profesionalidad para poder ejercer y cuidar de los mayores.