Introduce en el bolsillo de la cazadora su mano deformada por el duro trabajo de escultor. “¡Mira una pinza roja de la ropa!” . Y vuelve a rebuscar: “¡Aquí está! Lo vas a leer tú, pero no te lo dejo”. El artista zamorano José Luis Alonso Coomonte desliza una cuartilla, “esto describe muy bien mi personalidad, lee alto que me gusta”. Y dice: “Toda mi vida he navegado por el Duero sin moverme de mi orilla. Cruzo puentes sin barandas. Regreso de Portugal a contracorriente una y otra vez, y otra. Castilla, Zamora, se desborda en mares de paja seca y me ha enseñado sus piedras: un tronco que esconde la historia; una ermita abandonada; una hogaza caliente. Esto me ha dado mi tierra: un cincel, una fragua. Supe como moldear el aire, aún tengo que aprender cómo esculpir el agua”. Resume, “ahí está todo el sentimiento de este Premio de Castilla y León de las Artes 2020, de todo”.

–¿Cómo era aquel niño que ya prometía ser artista?

–Era muy divertido muy juguetón, me llamaban Josica. Enseguida empecé a trabajar en el taller de mi padre, carpintero, con 11 o 12 años, y comencé a tallar, me compró una gubias un tallista muy bueno de Zamora, Maíllo, y me enseñó un poco. Todo el mundo decía “este niño es un artista”, yo no sabía que era ser artista.

–¿Qué tipo de tallas hacía?

–Patas para los muebles, todo eso, cosas para el taller. ¡Mi padre no quería soltarme, claro!, yo era un oficial gratis.

–Tenía buenas manos.

–Claro, mira (muestra sus palmas), se ensancharon porque yo pegaba las gubias con esta o con esta y no las puedo poner en línea por eso. Más tarde me mandan a Madrid.

José Luis Alonso Coomonte. Emilio Fraile

–¿Por qué Madrid?

–Luis Bordell dijo “a este niño hay que mandarle a Madrid”. Viví como pude y me encontré con dos personas nada más llegar: Antoñito López, pintor cotizado, y Otero Besteiro. Después estuve con dos amigos muy íntimos, Valeriano Martín Turrión, de Guantánamo y Juan Antonio Palomo, de Alcalá de Henares, hicimos Bellas Artes y nos fuimos a vivir a un guarda muebles. Se formó una comuna de los tres, fue muy divertido. He tenido una vida muy problemática, muy divertida y genial. Me apuntaría a repetirla, pero los años me han afectado a las piernas, a las manos, a la vista con degeneración macular, pero a la memoria no.

–¿Y la creatividad, intacta?

–Los oficios son lo manual, se aprenden; el arte es la creatividad, ambos tienen que estar asociados para hacer algo de arte, aunque yo aun no sé que es el arte, ni lo pretendo saber. Alguien me dijo el otro día “¿a quién dedicas el premio?”, a la naturaleza, es la vida. Con cualquier animalito me quedo anonadao de la vida, de la naturaleza. Los seres humanos somos inacabados, no nos han rematado bien, tendríamos que ser gente humanoide o como los niños. Yo ahora, siendo muy mayor, me estoy convirtiendo en niño. Cuando era jovencito tenía amigos muy mayores, mi padre me reñía por salir con sus amigos y hablaba de lo divino y de lo humano. Pasado el tiempo, soy amigo de los jóvenes.

–¿Cómo impactó Madrid a aquel adolescente de provincia?

–Quedé apabullao, cuando vi La Cibeles o Neptuno, cualquier monumento. La academia de Bellas Artes de San Fernando a donde fui estaba cerca de Sol. El director le escribió a mi padre para decirle que tenía que hacer Bellas Artes, me preparo dibujando en el Casón del Retiro con Antoñito López y alguno más e ingresó a la primera.

"No me interesa el dinero ni me acuerdo de él, pero de la obra sí"

–¿Y era talentoso tan joven?

–Más que talentoso..., no hice el bachiller, pero hice el doctorado y la tesis doctoral sobre mi obra, ahora soy doctor en Arte. Soy aplicado, no sé, no he elegido nada, las cosas me han venido, buenas y malas, y de las malas no te voy a hablar. Siempre digo que trato de recuperarme de mis fracasos y de mis éxitos, ¿qué he tenido más éxitos que fracasos?, sí, pero yo a los fracasos no les he hecho ni caso.

–¿Para qué le han servido?

–No puedo evitarlos, tampoco los premios como el Barandales de Honor; el homenaje en Portugal como escultor de Iberia con cuatro exposiciones retrospectivas en 2016, en el Primer Simposio Internacional de Arte Contemporáneo; como la Medalla de Oro en escultura que recibí en la Bienal de Arte Sacro de Salzburgo en 1960, donde representé a España; y tantos otros. Fui director de la Bienal de Escultura Ibérica Contemporánea de Zamora en 1986...

–¿Pero qué ha aprendido de los fracasos?

–Los fracasos los olvido, los quito del medio. También en lo personal, yo sé marcharme, no sé quedarme. Me quedaré cuando me “vaya”, entonces no volveré e iré a donde pueda, a encontrar a mis ausentes, a esa gente que he querido. A los que no y que tampoco me han querido, no les necesito. La Cruz de la Cofradía Luz y Vida que aún no ha podido salir en procesión está dedicada a los ausentes, por supuesto, a mi madre.

José Luis Alonso Coomonte. Emilio Fraile

–¿Fue decisiva su madre en la forma de ser que tiene usted?, se le conoce por su apellido.

–Le pregunté a mi madre -ahora hago una broma- “¿quién es mi padre?” y me respondió, “ese que fuma por ahí”; “¿y mi madre?”, y , me dijo, “yo, acabas de venir”; y le pregunté “¿y tú cómo te apellidas?” y dijo ella, “Coomonte”. “Entonces, madre, tú eres un hecho, y mi padre es un derecho”. Hay una virgen mía en una residencia del Amor de Dios con la huella del niño en el vientre, una monja quería que le pusiera nombre y la llamó la Virgen de la Entrega. Con el tiempo tuve que explicar que es la Piedad con su Hijo.

–Siempre descubre el lenguaje de las cosas, el que va más allá de lo que aparenta, de lo que se ve a simple vista.

–La reflexión sobre las cosas es muy importante, he envejecido, 88 años envejecen, pero lo que tengo verdaderamente maravilloso es la cabeza, la creatividad. Un día me voy a pasar de rosca porque la cabeza es un ordenador y le meto mucho. A veces, pienso en cosas artísticas que no puedo hacer y las describo, puedo hablarte de una escultura y hacer que la veas.

–Ahora anda a vueltas con el cosmos.

–¿Sabes qué divertido es? La Tierra tiene el atractivo de la gravedad, ¿y la naturaleza del agua, de los peces, de lo que quieras, las maravilla del mar? El Mediterráneo es un cementerio, ¡esos es lo que había que evitar!

–¿Un cementerio de inmigrantes que llegan en patera?

–Sí, sí, en el estudio tengo una escultura dedicada a ello, en la que ves cómo van a la deriva. Antiguamente traían a los esclavos encadenados y se morían en el barco; y ahora vienen y se mueren sin cadenas. La naturaleza es más bondadosa que las personas, creo que debemos respetarla porque sabemos muy poco. Yo de mi vida sé todo, pero ¿dónde iré? Todos me dicen que con tanto arte sacro hecho..., a veces a amigos que he querido les he hecho una llave para que entren en el cielo, una broma. ¿Dónde está el cielo?, ¿y dónde el infierno? y ¿dónde las cosas cuando te vayas?

–¿Y dónde cree que están?

–Espero que quede la memoria de lo bueno y borremos la memoria de lo malo. Hay una obra en mi exposición del Museo Etnográfico que tiene un péndulo, “La fría mirada de la razón”, ¿qué sabemos de las cosas?, pero, fíjate, somos simétricos, los humanos tenemos dos piernas, dos manos..., los animales también lo son, ¿de dónde viene esa simetría?, de la creatividad, de la naturaleza, del paraíso perdido. En la exposición del Etnográfico hay un tronco de un árbol quemado, “El paraíso perdido”. Estoy trabajando sobre ese paraíso perdido, con dibujos y cosas..., me lo estoy pasando bien, ¡punto! Y encima de pasármelo bien con el arte, que no sé lo que es, me dan una medalla.

–¿No sabe lo que es el arte?

–El arte puede ser un médico que te cura, y no le piden la firma, a mí me la piden, ¿pero qué es la firma? El arte está en la naturaleza, ¿has visto cómo es la nuez?, abriéndola es un cerebro, tiene una cáscara estupenda, es de un nogal y de ahí viene la nogalina; ¿y las cerezas, de dos en dos?, ¿qué me dices del arte?, está en la naturaleza: una flor, una naranja, lo que quieras, un higo, todo eso es pura armonía. El arte es la armonía y está en la naturaleza. Copiar, cuando veía copiaba todo, ahora ya no.

–¿Dónde está ahora su inspiración?

–Extraigo cosas del cerebro porque no quiero copiarme, para estar siempre con intenciones lúdicas. Y yo no me drogo con nada, solo fumé, daba charlas y les decía, “bueno, no cobro si me dejáis fumar, doy la charla”, y algunos me dejaban, poco más y me matan.

José Luis Alonso Coomonte. Emilio Fraile

–¿La armonía es la vida?

–Debería ser, pero no sabemos ser armónicos, las parejas discuten, se llevan mal..., debemos saber que la armonía es todo, es estar, ¿cómo se puede ser feliz?, eres feliz contigo mismo, eso es lo importante.

–¿Y cómo se consigue esas felicidad?

–Trabajando por ella. Vengan como vengan las cosas, la vida es muy dura. Cuando la gente se va ausente, sin justificación, un accidente, yo los tengo miedo ahora. Tenemos miedo porque no sabemos nada, nadie te dice nada.

–¿Por qué ahora está trabajando en el paraíso perdido?

–Porque igual me voy a ir. Yo lo que sé es que todavía no sé nada, solo que investigo con mi mente de forma continua, y yo, encantado de la vida. A veces, me duermo recordando lo bueno, no lo malo.

–¿Nunca le interesó ganar más dinero?

–Las cosas económicas no me interesan, el dinero es papel, solo papel. Claro, resulta que hay que comer, vestirse, pero estamos en una sociedad ahora demasiado abundante, hay un desenfreno por consumir y fabricar lo que se consume o más; hay que fabricar a más ritmo de lo que se consume, tiramos más. ¡Hay tantas chatarras! y seguimos haciendo, aprovechando de la tierra todo lo que nos da.

–¿Qué siente cuando le dan el Premio de Castilla y León de las Artes 2020 ahora?

–Agradecer que me consideren un poco persona. Es mi tierra y me reconocen algo. En Valladolid, hay una obra mía importante, en el Monasterio de Prado, “Amables vientos de Castilla”, que no son tan buenos; y en Salamanca, muchas cosas, el monumento a los X años de la Constitución u otro que le llaman la galleta, en la avenida de América; en la iglesia de San Esteban, debajo del retablo de Churriguera.

–Se le considera un artista vanguardista, un genio, desde hace muchísimos años, ¿debió llegar antes este premio?

–Un genio no, solo soy un humanoide. Yo que sé si me merezco o no el premio, es la gente la que lo dice. Una persona importante me dijo ¿cómo te quedas cuando acabas una obra de arte?, contesté “no sé lo que es el arte, pero una obra acabada sí. Siento que la he hecho bien, a gusto. Del dinero no me acuerdo, pero de la obra sí.

–¿Cuál es la obra que le representa más?

–¡Huy, si tengo muchas! Me han regalado una foto que es un puzzle y en el medio estoy yo. Paso de crear una cosa a otra con mucha facilidad, la técnica permite todo ahora.

–¿Hay un Coomonte escritor que no conocemos?

–Tenía que haber escrito, ahora ya no hay tiempo, cada día que pasa es un regalo de la naturaleza. Y ahora, con el virus.

–¿Qué piensa del COVID?

–No sé, pero quizás es un aviso para que nos respetemos los unos a los otros, no solo a la tierra, sino todo. Y no crear más problemas, hay que solucionarlos con felicidad y un buen reparto.