La iniciativa planteada por los niños y niñas que participaron en los talleres infantiles de arquitectura "Soñando Parques" verá próximamente la luz con la construcción de un parque y área infantil en el camino de la Lobata y la calle Cierva. Un total de 64 alumnos de sexto de primaria de los colegios Juan XXIII, Riomanzanas y Nuestra Señora del Rocío participaron a finales del pasado mes de febrero en estos talleres infantiles, dirigidos por el arquitecto Alberto Alonso, que tenían como objetivo el diseño de un nuevo parque infantil en el barrio de San José Obrero.

Como resultado de esta iniciativa se está trabajando ya en la construcción de esta zona destinada a fomentar la adaptación infantil, con variedad en los juegos y la dotación de una pista de petanca. El propósito es crear un espacio de disfrute para niños de diferentes edades, sobre un recinto que en la actualidad se compone de zona verde y arbolado con paseos de baldosas, y que además reúna las condiciones necesarias de seguridad, con suelo de arena en la zona de juegos para los niños menores de 6 años y con suelo de césped en la zona destinada a niños de 6 a 14 años.

El espacio donde se instalarán los juegos para niños menores de 6 años tiene una superficie de 92 metros cuadrados, el de los mayores (6-14 años) 517 metros cuadrados, y la pista de petanca 215 metros. La memoria valorada en la que se recogen las iniciativas planteadas por los niños y niñas participantes ha sido redactado por el propio Ayuntamiento y para su ejecución, que realiza la Concejalía de Obras, Urbanismo y Medio Ambiente, se cuenta con un presupuesto de 30.000 euros.

Pero lo más destacado de esta actuación ha sido, sin duda, la participación infantil, al orientar estos talleres como un proceso de "participación ciudadana para niños", puesto que se diseñan muchos espacios para ellos pero sin contar con ellos. De esta manera, a través actividades educativas y con el juego como base, se han escuchado y valorado las necesidades funcionales sobre los espacios de la ciudad "que les pertenecen tanto como a los adultos".

Además,2 a través de estos procesos de participación infantil también se promueve el respeto hacia los espacios urbanos, empezando a visualizarlos como propios, puesto que se fomenta el deseo de explorar el entorno que les rodea, se establecen relaciones de cooperación entre los adultos y los niños para el conocimiento y respeto mutuo, se potencia el desarrollo personal, el trabajo en equipo, la cooperación y colaboración, además de aprender valores como la tolerancia, la responsabilidad, el esfuerzo, la superación, la paciencia y la perseverancia".

Los talleres se desarrollaron en tres fases. La primera, “Conociendo el parque”, era una ruta física para reconocer el entorno a intervenir; la segunda “Mi parque soñado”, desarrollando actividades como dibujos o maquetas, enfocadas a que los niños expresen sus propuestas; y la tercera, una asamblea para debatir todas esas propuestas y elegir una conjunta que aglutine las distintas iniciativas.