Sin duda, es uno de los cursos más duros a los que se enfrenta en su más de diez años como director provincial de Educación, pero Fernando Prada asegura que desde la administración se ha trabajado “intensamente” durante todo el verano para conseguir que los niños y jóvenes zamoranos vuelvan a las aulas con total seguridad -“aunque el riesgo cero no existe”, reconoce- gracias también a la implicación de los equipos directivos de cada uno de los 110 centros que componen el mapa educativo en la provincia.

-¿Cómo han sido en la Dirección Provincial de Educación las últimas semanas?

-Tengo que hacer un agradecimiento especial a todos los equipos directivos que durante estos meses de julio y agosto han estado preparando sus centros, arreglando y pensando cómo hacer el plan de inicio y empezar a trabajar. También a los compañeros de la Dirección Provincial, que han limitado sus vacaciones, ajustándolas a la prioridad básica de empezar el curso y tener en todos los sitios las medidas necesarias para que pueda empezar con total seguridad.

-La Junta ha realizado un gran esfuerzo inversor de 75 millones de euros enfocados a lo especial de este nuevo curso. ¿En qué se va a notar en Zamora?

-Esa inversión irá destinada a dos partes fundamentales. En primer lugar, para contratar más profesorado y, en segundo, a que los centros tengan la capacidad de disponer de recursos económicos para hacer frente a todos los gastos derivados del COVID. Además, se va a realizar toda una serie de nuevas contrataciones, especialmente en el ámbito de limpieza, para reforzar el tema de comedores y transporte escolares, como servicios complementarios de educación.

-¿Ya se ha comenzado con las pruebas de seroprevalencia a los profesores?

-En el mes de julio tuvimos la relación de todo el personal docente, tanto de Primaria como de Secundaria. La encargada de realizar estos tests es la mutua, a la que se le han facilitado más de 4.000 unidades para unas pruebas que son de carácter voluntario.

-¿Se prevé repetir los tests al personal docente en el curso?

-De momento, lo que está planteado es intentar el máximo de pruebas antes del inicio de curso.

-¿Qué proceso se ha seguido para realizar los protocolos de seguridad en colegios e institutos?

-La primera instrucción que apareció fue el 21 de junio por parte del Ministerio de Educación y a las pocas semanas se publicó por la Consejería el protocolo de inicio de curso, que se va adaptando en algunos puntos según las nuevas normativas. Allí se establecía que antes del 31 de julio los centros tenían que remitirlos a la Dirección Provincial. Lo han hecho los 110 centros educativos que hay en la provincia y se han estado revisando durante el mes de agosto por parte de la inspección educativa. Ahora mismo deben estar todos colgados en las páginas web de los centros para informar a las familias. Están en continua de revisión porque siempre que sale una normativa nueva hay que volverlos a redactar. Fundamentalmente, contienen las medidas organizativas para evitar sobre todo aglomeraciones, que haya escalonamiento las entradas y salidas, la consideración del grupo estable de convivencia para los alumnos de 1º 2º 3º de Infantil y 1º de Primaria y la organización que ha de darse a la hora de buscar espacios complementarios para facilitar la docencia en esos centros.

-¿Cómo ayuda la inspección educativa?

-Ese plan de inicio de curso está en revisión continua por la inspección educativa, que es la que debe no solo conocerlo y analizarlo con cada director del centro, sino comprobar in situ que se está realizando. En estos días se están haciendo esas visitas para intentar colaborar y ayudar con todos los equipos directivos para facilitar, aclarar y solventar todas las dudas que puedan surgir.

-¿Cuáles son las mayores trabas con las que se han encontrado los equipos directivos?

-Sobre todo habilitar espacios alternativos. Estamos acostumbrados a que en el colegio haya un aula de música o de informática o una biblioteca muy bien dotada. Pero esos espacios son ahora aulas, ha habido una transformación de los centros educativos hacia ese sentido de buscar e idear sitios donde puedan habilitarse clases que hasta este momento no se necesitaban.

-¿Está previsto poder dar mascarillas a los alumnos en los centros si las necesitan?

-Hicimos un abastecimiento a los centros en el mes de agosto para que tuviesen ya inicialmente la dotación de cara a septiembre. En estos días se nos está remitiendo la dotación ya para todo lo que queda de año hasta diciembre para que tengan mascarillas no solo para docentes, personal de administración y servicio, sino un stock en función del número de alumnos para que si uno la pierde, la olvida o se le rompe, tenga una mascarilla disponible. Además, también se cuenta con dotación correspondiente para la protección de profesor y alumno en el caso de que haya que hacer algún tipo de aislamiento.

-¿Se sabe ya cómo va a ser la toma de temperatura a los alumnos?

-Estamos pendientes de que salga una instrucción de la Consejería de Sanidad y Educación conjunta para que determine o que se tome la temperatura en el centro o sustituirlo por una declaración responsable. En todo caso, el centro educativo puede tomar la decisión de tomar la temperatura a los alumnos, pero siempre de una forma ordenada y evitando las aglomeraciones. Lo que tiene que quedar muy claro para las familias es su tarea de responsabilidad en no llevar a sus hijos a clase en cuanto un alumno tenga los síntomas compatibles con el COVID, que, según nos dicen las autoridades, son fiebre, tos y dificultad respiratoria.

-El número de alumnos en la provincia es relativamente bajo pero, ¿aun así se han tenido que hacer desdobles en las aulas?

-Ese tipo de cuestiones se están planteando desde que se empezó a trabajar para la vuelta al colegio y ahora mismo es obligatorio tener la distancia de un metro y medio y mascarilla. Se ha analizado pormenorizadamente cada centro con las aulas que tiene, garantizando siempre esa distancia respecto a los metros cuadrados de cada clase. En todos los centros ha habido que hacer algún tipo de adaptación y donde más esfuerzo se ha dedicado ha sido en los grupos estables de convivencia, para que sean totalmente estancos, reduciendo considerablemente en muchos centros la ratio para que, si surge algún problema, sea más fácil detectarlo.

-Mañueco anunció en su última comparecencia que habría alumnos de Bachillerato que tendrían un horario de tarde por el tema de espacios. ¿Se ha dado algún caso en Zamora?

-De momento no, aunque seguimos en continuo análisis con los centros para ver espacios disponibles. Sería el último recurso en Bachillerato, aunque no se ha planteado esta circunstancia en Zamora.

-¿Tienen el compromiso de realizar sustituciones de profesores de manera más ágil que otros años cuando haya alguna baja por COVID?

-En el momento en el que un profesor se da de baja por cualquier circunstancia, el médico que da esa baja facilita la posible duración de la misma. En función de eso se sustituye o no. Si es de alta duración, es inmediata y se va valorando en función siempre de la posible continuación Si es una baja del profesorado, hay un mecanismo establecido por el que será lo más ágil posible y se llamará directamente al sustituto rápidamente. Aquí en Zamora hemos tenido los pasados cursos una media de sustitución de cinco días y esperamos que en este curso, donde previsiblemente haya que sustituir más docentes, sea lo más ágil posible. Es una preocupación que tenemos desde la Dirección Provincial y desde la Consejería de Educación.

-¿Cuántas pérdidas de aulas ha tenido la provincia de cara a este curso?

-El colegio que ya no va a funcionar es el de Mahíde, que se quedó con dos alumnos, curiosamente no del pueblo, sino de localidades cercanas. Pero estamos intentando rescatar todo lo posible y seguramente habrá algún colegio que se cerró en su día que se pueda reabrir. Ha habido ayuntamientos que nos han planteado si era posible reabrir los colegios de su municipio y, obviamente, desde la Dirección Provincial y de la Consejería estaríamos encantados de reabrir todos los colegios, siempre que haya el mínimo de alumnos. Antes tenían que ser cuatro, pero ahora son tres los que tiene que haber para poder funcionar. Estoy seguro de que habrá alguna noticia en cuanto a apertura de colegios que se cerraron en su día.

-En La Hiniesta los vecinos están recabando firmas para evitar que se elimine la plaza de un maestro. ¿En qué situación está ese colegio?

-En ese centro ahora mismo hay diez alumnos que corresponden al cinco niveles educativos y con esa ratio solo puede existir una aula. Lo que nos ha llegado es que están buscando la posibilidad de que haya algún alumno más de localidades cercanas para poder acudir al centro y estaríamos encantados de que, si se llega a doce alumnos, haya dos aulas. Para Educación esa noticia es buena siempre y ojalá se produjese no solo en La Hiniesta, sino en otros municipios más. No obstante, estamos en conversación con los padres e intentaremos darles una solución idónea.

-El cierre de los centros en marzo y las posteriores clases online pillaron casi de sorpresa. ¿Se está ahora más preparado para enfrentarse a la educación a distancia?

-En aquel momento nadie pensaba que se fueran a cerrar los colegios y fue una situación muy difícil, sobre todo para los docentes. Este verano ha sido muy intenso en todos los sentidos y se ha terminado un proyecto importantísimo que es el de Escuelas Conectadas, donde, prácticamente a la carrera, se ha hecho un gran esfuerzo por parte de la consejería. Todos los centros van a tener ya esa conexión rápida, tanto en colegios como en institutos. Lo que también está preparada es la posibilidad del aula virtual. Así, cuando un niño no pueda acudir al centro por tener síntomas, podrá conectarse desde casa y seguir la clase de forma ordinaria, gracias al ordenador y la cámara que habrá en el aula. Todos los centros públicos en este sentido tiene creada ya su aula virtual. También se ha hecho un esfuerzo para que los centros educativos tengan más recursos y ordenadores, no solo para el uso ordinario de las aulas, sino para que, en una posible situación de volver otra vez al cierre, que esperemos que no se produzca, se puedan prestar a los alumnos.

-¿También hay esa seguridad en el medio rural?

-Las escuelas rurales también están conectadas, otra cosa diferente son las zonas de sombra que todos conocemos que hay en Zamora y que no depende de Educación.

-¿Cómo se ha planteado este nuevo curso para la Formación Profesional, donde las prácticas son esenciales?

-Partimos de la misma base que en el resto de enseñanzas. También es presencial y, si no surge ningún problema, se podrá dar como en cursos anteriores, con las posteriores prácticas en las empresas. Estaremos a expensas, lógicamente, de lo que ocurra de aquí a marzo, que es cuando se empezaría esa formación en centros de trabajo. Ahora mismo, el planteamiento es que todo discurra normalizado a las limitaciones del COVID.

-¿Ha estado en contacto con la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Zamora?

-Por suerte, la relación que tenemos con FAPA y con todas las ampas que están integradas en ella es muy buena y esta semana hemos tenido dos comisiones muy importantes en las que están representados, una de transporte escolar y otra del servicio de comedor. El contacto siempre es muy cercano e intentamos solucionar lo que ellos nos plantean. Sus preocupaciones son las mismas que todos tenemos, desde cómo va desarrollarse el curso o si surge un brote o una circunstancia especial y cómo se atiende a los niños y a los profesores. Lo que queremos es que tengan la información de primera mano.

-¿Qué le diría a los padres con niños menores de seis años que están pensándose si llevar a sus hijos al colegio?

-Los centros escolares son siempre un referente en seguridad. Podemos decir que el lugar más seguro siempre es el colegio, corremos mucho más riesgo en la calle. El colegio se ha transformado totalmente para que sea lo más seguro posible para todos. El miedo es lógico y libre, pero hay que acudir porque, si no, estamos limitando el desarrollo cognitivo y social del niño. El colegio es un sitio de socialización y todas las organizaciones mundiales recomiendan que es el mejor lugar donde el niño puede estar, ofreciéndole todas las medidas de seguridad. Es cierto que no se puede ofrecer un riesgo cero porque nadie lo tiene y la situación en la que estamos es complicada, pero lo que hay que hacer es intentar perder ese miedo y saber que el centro se ha adaptado lo máximo para esa seguridad.

-¿Cómo se plantea esa seguridad en los comedores escolares?

-En Zamora tenemos 47 comedores escolares y se ha planteado la misma organización que hay para las aulas, con grupos estables de convivencia que seguirán siéndolo en el comedor, sin mezclarse con otros alumnos. El comedor tiene que cumplir esas medidas de distanciamiento entre grupos y habrá que implantar turnos para garantizar esa seguridad y distancia.

-¿Y en el transporte escolar?

-Este curso están previstas 227 rutas escolares y sucede lo mismo. Ya hemos estado en contacto con las empresas este verano, con unas premisas muy básicas como son que cada alumno tenga asignado su asiento en el autobús para todo el curso, con entradas y salidas del transporte de manera ordenada, ocupando los sitios de atrás hacia delante. Habrá gel hidroalcohólico en todos los autocares y entre servicio y servicio se desinfectará conforme requiere la normativa de la Consejería de Fomento. En el transporte se mantiene el uso obligatorio de mascarillas para mayores de seis años y recomendable para los menores. Es un servicio, como el de comedor, que nos preocupa mucho, de ahí las continuas reuniones que mantenemos con todos los sectores implicados.

-¿Qué tiene que decir ante la sensación de parte de la sociedad de que se ha actuado tarde para preparar la vuelta al colegio?

-La Dirección Provincial y la Consejería de Educación han estado trabajando intensamente todo el verano, los compañeros se han puesto a disposición para trabajar y hemos ido aplicando los protocolos a medida que han ido saliendo. A la administración no se le puede achacar que no hayamos estado al pie del cañón, porque estamos y vamos a seguir estando en todo momento. A lo mejor se ha dado una sensación que no es la correcta, pero estamos al servicio de profesores, alumnos, padres y toda la comunidad educativa, aunque desde fuera se tenga ese sentimiento de que se estén haciendo las cosas tarde.

-El inicio de curso también se presenta complicado para el Conservatorio de Música de Zamora. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

-Lo que tiene que quedar muy claro primero es que ni se suprimen plazas ni se limita el desarrollo del Conservatorio. Es más, desde la Dirección Provincial y de la Consejería de Educación se ha apostado siempre por este tipo de enseñanzas, puesto que se ha luchado muchísimo por que Zamora contara con un conservatorio digno para unas enseñanzas importantísimas en la historia de la ciudad, de la que no se puede prescindir, aunque baje la matrícula. Lo que hay que tener es una colaboración institucional y una transparencia en el centro y, si eso no sucede, utilizar los mecanismos legales que existen en la normativa contra aquellas personas que no lo cumplan.

-¿Las obras siguen los plazos previstos? 

-El proyecto se ha visto afectado por estos meses de parón, pero sigue adelante. La empresa adjudicataria ha presentado ya el proyecto base para el desarrollo y tiene el desarrollo del contrato como estaba previsto inicialmente. No hay ningún cambio y lo que no podemos hacer es tirar por tierra ese trabajo que está hecho y en el que todos tenemos que seguir apoyando. Independientemente de que se produzca una reducción de alumnado, los estudiantes de Zamora tienen el mismo derecho que cualquier otro y, obviamente, con un centro nuevo y una implicación mejor seguro que en poco tiempo se recuperan los números de alumnado que ha tenido siempre.