La situación que vive el zamorano José Luis Pérez Hernández se encuentra cada vez más próxima al surrealismo. Después de cinco años batallando para impulsar una explotación apícola en el término municipal de Zamora, no solo no tiene el permiso oportuno, pese a que "cumplo con todos los requisitos y se puede demostrar", sino que tampoco ha obtenido contestación alguna a las sucesivas alegaciones que ha presentado para desbloquear la situación. El pasado 10 de marzo, pocos días antes de la declaración del estado de alarma, solicitó a través del registro del Ayuntamiento de Zamora una reunión con el concejal de Hábitat Sostenible, Romualdo Fernández, aunque tampoco ha recibido comunicación alguna hasta la fecha. Este vecino de la capital, residente en Moraleja del Vino, espera que, una vez recuperada la actividad municipal tras la pandemia, permitan y ayuden a sacar adelante sus colmenas.

El calvario de este emprendedor comenzó en 2015, cuando pidió permiso al Ayuntamiento para instalar una serie de colmenas en una propiedad situada en el término municipal, en concreto, en el barrio de Carrascal. Su petición fue rechazada de plano, al entender que no se cumplían "las distancias mínimas con el núcleo urbano". Un ingeniero técnico agrícola contratado por José Luis Pérez certificó entonces que "cumplíamos sobradamente todas las distancias legales porque mi explotación es perfectamente viable", explica.

En cambio, cuatro años de espera (y con cierta "desesperación") le llevan a pedir información sobre su expediente. "Después de años esperando, no tuve ningún tipo de comunicación por parte del Ayuntamiento", precisa. Así que en 2019 decidió visitar directamente tanto a la ingeniera industrial como al técnico jurídico para saber cuál era exactamente el problema y cómo poder solucionarlo. "Durante aquellas gestiones, no solo no me ayudaron a encontrar una solución sino que el trato personal dejó bastante que desear", confiesa José Luis Pérez.

Así que a principios de marzo, los días previos a la declaración del estado de alarma, el emprendedor decidió gastar su último cartucho. Registró una petición de reunión con el concejal del área, Romualdo Hernández. Pérez entiende que la ralentización de la actividad municipal ya no es excusa para poder recibirlo y atenderlo. Sin embargo, aún no tiene noticia alguna de poder explicar el caso con el máximo responsable de Hábitat Sostenible, Gestión Urbanística, Infraestructuras y Movilidad.

La situación se recrudeció a principios de este año, al comprobar José Luis cómo en la parcela aneja a su propiedad se inició la colocación de una explotación apícola similar a la que el había proyectado cinco años atrás. De ahí que el suyo sea un ruego casi ya a la desesperada, dado que ve la actividad apícola, que conoce en profundidad, como una salida profesional para él y para su familia. Es decir, que su futuro depende de ello.