"2020, testimonios de una pandemia. Antropología del presente". Sin pretenderlo, el Museo Etnográfico de Castilla y León está siendo, con tan original iniciativa, punta de lanza al constituir el embrión de lo que será oro molido para futuros estudios antropológicos, sociológicos y etnográficos sobre el impacto de la COVID-19 en los usos y costumbres de la población zamorana, con el valor añadido de la inmediatez de lo vivido. La convocatoria del Etnográfico ubicado en Zamora surge "paralela", por pura intuición, quizás, a la análoga del británico Museum Of Ordinary People, explica entusiasmado el antropólogo y director del centro zamorano, José Calvo Domínguez, para ilustrar lo destacado de esta inusual idea.

La propuesta resulta tan atractiva para los etnógrafos que el Consejo Internacional de Museos (ICOM) la ha puesto como ejemplo a seguir. Y el centro Etnográfico de San Telmo de San Sebastián, uno de los históricos, de los más importantes del territorio nacional, lo ha trasladado a su programación.

"Gustó la idea y la han copiado", asegura con orgullo Calvo Domínguez. La lista de seguidores ha ido creciendo: el Etnográfico Olivenza en Extremadura; el Ribadavia en Galicia; y el O Poblo Galego de Santiago de Compostela. Alguno ha ampliado el formato a las artes plásticas o a la fotografía para que los ciudadanos definan qué les ha supuesto el confinamiento y la pandemia.

El centro museístico de Castilla y León espera recibir muchos más testimonios, "queremos animar a los ciudadanos" a que envíen sus impresiones, la cita continúa abierta hasta que termine la pandemia, a la espera de incrementar el número de participantes, cuantos más mejor para enriquecer el archivo oral y visual, y los estudios futuros sobre la transformación social. Por el momento, los relatos brincan el centenar principalmente en vídeos y los audios, formatos preferentes en la convocatoria.

Los zamoranos y castellano y leoneses van llenando el repositorio digital que servirá a los investigadores como base de sus estudios. Vídeos, audios, fotografías o textos van llegando de Estados Unidos, de Italia, de Inglaterra o lugares más próximos como Granada, Zaragoza, Salamanca, Ávila, Burgos... Y, claro está, del propio terruño Zamorano: la capital, Morales de Toro o El Cubo del Vino, entre otros lugares. Calvo Domínguez anima a quienes aún no se han decidido a compartir con el Etnográfico cómo viven y qué piensan del COVID y del efecto social y vital que está teniendo para ellos; cómo marcará la pandemia el futuro, los cambios que ha traído a su existencia y entorno.

La transformación social, el impacto en la convivencia como se conocía parecen haber llegado para quedarse. De hecho, la idea del Etnográfico surge porque "nos dimos cuenta de la trascendencia del momento. Es una propuesta polifónica, plural y participativa". Para sociólogos y antropólogos es una ocasión perfecta para conocer de primera mano cómo repercute todo este caos, este cambio de ciclo en la vida cotidiana de las personas. Calvo Domínguez lo cuenta con pasión: lo peculiar de esta vivencia, los efectos de la pandemia, " que es sincrónica, nos iguala a todos, compartimos una misma situación, seamos ricos, pobres, de pueblo, de ciudad...". Se trata de "un relato no dinámico, sino inmediato, en el mismo momento en que se produce la vivencia", sin las "trampas" que nos tiende la memoria, explica el director del Museo. En estos momentos, se trabaja ya en generar las bases de datos, en el etiquetado por edad, municipio, sexo, por audios o vídeos, "y lo estamos haciendo por orden cronológico de llegada para ver cómo ha ido evolucionando la forma de vivir todo esto".