Tres nuevas empresas que bajan la persiana para no abrirla nunca más. La sangría económica que asfixia a Zamora desde la finalización del estado de alarma no cesa y toca a todos los palos. Desde multinacionales, que deciden ajustar en territorios como este, hasta firmas tradicionales con solera y décadas a la espalda. En Zamora, en Benavente, en Toro y en el resto de pueblos de menor población. La crisis no entiende de criterios y se ha llevado por delante ya cerca de medio millar de empresas y más de cien autónomos en la provincia. Los últimos en cerrar han sido dos tiendas de Inditex y la tradicional repostera Vaisa.

Al anunciado cierre de Massimo Dutti en Zamora se une ahora la clausura definitiva de Kiddy's Class, situada en La Rúa de Benavente. Inditex, el gigante español del textil a nivel mundial, ha decidido bajar la persiana de dos de las tiendas que mantiene en la provincia dentro del denominado "plan de optimización" de sus locales físicos. Esto, traducido al ámbito laboral, significa una docena de trabajadores sin empleo entre los dos establecimientos.

A ellos hay que sumar un cierre igual de dramático. Según han informado los sindicatos, la empresa Vaisa también sucumbe a esta hecatombe económica sobrevenida tras la irrupción del coronavirus. La firma de repostería cuya fábrica se encuentra en el polígono industrial de Coreses abandona la actividad tras más de tres décadas surtiendo de dulces a los zamoranos y deja en el paro a otros tres trabajadores, que pasarán a engrosar las listas ya de por sí preocupantes que mantiene activas la provincia de Zamora.

Estos tres cierres se suman a las 450 empresas de la provincia que, según los datos de la Seguridad Social, no han sido capaces de igualar el órdago lanzado por la pandemia del COVID-19 y que han abandonado tras el confinamiento. A ellos habría que añadir más de 120 autónomos que se encuentran en la misma situación: interrumpieron su actividad a mediados de marzo, cuando se decretó el cierre de numerosos negocios, y no han vuelto a subir la persiana.

Al inicio del estado de alarma, tanto sindicatos como patronal alertaban de que los cierres se iban a producir por decenas a lo largo de las semanas y, especialmente, en el momento del levantamiento de las restricciones. Después de tres meses paradas y con las cuentas prácticamente al día, para muchas empresas el frenazo de la actividad ha sido una losa demasiado pesada que ha terminado por ofrecer, como única alternativa, la de arrojar la toalla antes siquiera de poder reactivarse.