Las mejores condiciones de vida, una sanidad de calidad o el aumento paulatino de la renta disponible. Son solo algunos de los factores que hacen que la esperanza de vida al nacer, tanto en Zamora como en el resto del mundo, aumente prácticamente año a año. Son pocos los factores que pueden hacer que la esperanza de vida de los ciudadanos de un país desarrollado caiga con el paso del tiempo. Uno de estos factores es el paso de una pandemia como la que el mundo entero sufre ahora como consecuencia de la expansión del coronavirus. Un grupo de investigadores en demografía y epidemiología han calculado cómo se traduce la elevada mortalidad de los últimos meses en la esperanza de vida y arrojan una conclusión: en Castilla y León la esperanza de vida se ha reducido en algo más de un año en hombres y en un año en mujeres. Esto sitúa los datos, por lo que refiere a Zamora, en 79 años de esperanza de vida en varones y en 85 en el caso de las féminas. Los resultados han sido publicados en un estudio al que se puede acceder en el repositorio "MedRxiv".

Los datos, con todo, no son definitivos y habrá que esperar a que el INE elabore su estadística y la publique, algo que sucederá ya el año que viene. Pero el estudio muestra una de las conclusiones más crudas del paso del COVID-19 por la provincia de Zamora y demuestra que, al contrario de lo que sucede con enfermedades estacionales como la gripe, el coronavirus ha tenido un impacto directo en la esperanza de vida de los zamoranos. "El impacto de la pandemia de COVID-19 ha sido grave y altamente heterogéneo", concluyen los autores del informe, que abogan por un estudio detallado de las causas de las muertes sucedidas en las últimas semanas. "Las autoridades deben hacer un esfuerzo sostenido para informar de forma actualizada sobre la mortalidad por todas las causas, desglosada por edad y sexo". Las instituciones "deben divulgar datos de mortalidad detallados y actualizados", añaden.

El estudio ha estado liderado por liderado por Sergi Trias-Llimos, demógrafo y epidemiólogo del Centro de Estudios Demográficos y de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, y ha contado con el esfuerzo de Tim Riffe, del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania. Los datos están desglosados por comunidades autónomas y muestran importantes diferencias entre los territorios que han sido más duramente golpeados por la pandemia y los que han recibido un impacto menor. El germen del estudio es otro informe elaborado sobre la Comunidad de Madrid, que después ha sido ampliado. "La esperanza de vida es un dato muy comprensible por la mayoría de la población" que da una imagen muy gráfica sobre los efectos del paso de la enfermedad.

Los investigadores explican que la pandemia ha podido "acelerar" la muerte de personas que ya estaban en malas condiciones, personas que en su mayoría estaban ya entradas en años o que contaban con esas "patologías previas" de las que tanto se hablaba al inicio del confinamiento. Esto podría conducir, aseguran, a que la esperanza de vida aumente levemente en la segunda mitad de 2020, ya que las personas más "frágiles" han fallecido antes. Sin embargo, visto que el coronavirus aún no ha pasado —como evidencian los más de cien brotes registrados en toda España—, los autores anticipan que los datos reales de esperanza de vida cuenten con relevantes caídas en las zonas más afectadas. Para la elaboración del estudio los académicos se han servido de los datos de defunciones difundidos por el Instituto Carlos III, que los agrupa por grupos de edad y regiones.

La primera quincena de abril fue la más crítica en la provincia

Los datos del informe sobre la esperanza de vida muestran que la pandemia golpeó más tarde a la provincia de Zamora que a otros territorios como la Comunidad de Madrid, mucho más afectados. En la provincia, según los datos que elabora ya la Junta de Castilla y León, se alcanzó el pico de muertes —cuatro— durante cuatro días concretos del mes de abril. Se trata del 4, 9, 17 y 26 de abril, jornadas en las que el hospital reconoció un total de dieciséis decesos. En estos datos no se cuentan las muertes registradas en las residencias ni las de personas que pudieran fallecer en sus domicilios.

Durante el mes de mayo la situación ya se suavizó bastante. Muy pocos días, superado el mes de abril, se han cerrado con más de un fallecimiento en el Hospital Virgen de la Concha de la capital, que es el que ha asumido el grueso de la carga de trabajo derivada del COVID-19. La evolución de la pandemia es por lo demás bastante positiva. En Zamora no se registra ninguna muerte por coronavirus en los hospitales desde el pasado 8 de junio.