Las librerías se estabilizan después del confinamiento. Así lo manifiestan los datos de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), al igual que los propios vendedores, que ven cómo vuelven a alcanzar los niveles de ventas previos al estado de alarma, a pesar de las pérdidas sufridas en este período.

Durante los meses que ha durado el confinamiento, como la mayoría de negocios, las librerías experimentaron una caída considerable de las ventas que llegó al 90% en abril, y casi al 50% en marzo y mayo. Ya en junio, las cifras descendieron a menos del 10%, según la citada organización. En este momento de repunte, algunos libreros han notado cómo la gente está deseosa de leer y comprar libros nuevos, de manera que, poco a poco, regresan a las cifras de ventas habituales.

Esta vuelta a la normalidad coincide con la campaña de este año de libros de texto para los colegios. En este sentido, tanto las editoriales como las familias están a la espera de lo que pueda acontecer, todavía incierto. Ante esto, se les recomienda hacer los encargos de los ejemplares por si se diera el caso de que los establecimientos de ventas se quedaran sin existencias y las editoriales tardaran en enviar más libros. A ello se añade el retraso de este año en las convocatorias de las becas Releo y la publicación de las listas definitivas, ante lo cual algunos padres no saben cómo actuar en este sentido.

Por lo demás, el trabajo de los libreros continúa sin inconvenientes, si bien es cierto que el esfuerzo en estos días es doble, puesto que muchas editoriales están enviando a los locales de venta multitud de ejemplares, que se corresponden con las novedades que se han acumulado porque no se han podido publicar debido al confinamiento. Este tipo de libros “se reciben todos los días, y todavía quedan muchos por llegar”, señala Judit Pino, encargada de la librería Semuret.

Además de ello, en librerías zamoranas situadas en el casco histórico como el citado establecimiento, los fines de semana aumenta el número de clientes, gracias a los turistas que transitan por las calles más céntricas de la capital.

Muchos lectores que han notado la carencia de libros para hacer más ameno el encierro en casa ahora “hacen acopio de lecturas por si tienen que confinarse de nuevo, y no solo se llevan un libro, sino más”, apunta Pino. Esta sed de cultura explica, en cierto modo, el rápido repunte que se ha experimentado en algunos establecimientos, si bien la situación se tornó muy negativa al comienzo de la pandemia, con la única alternativa del comercio de ejemplares a través de Internet.

Acerca de los compradores, a menudo, el público es más bien adulto. Entre ellos, “la gente joven está viniendo cada vez más a las librerías”, añade la librera zamorana. Estas personas no solo buscan los “best sellers”, sino también los clásicos de siempre de distintos géneros, algo que satisface a los vendedores.

Por otro lado, al parecer, la tendencia de gustos en ficción no ha cambiado en este tiempo, de manera que los lectores buscan, a menudo, novelas de género policíaco, además de todas las esperadas novedades a las que no han podido tener acceso en los meses previos, ya que se detuvieron sus publicaciones.

Otros temas interesantes para los clientes de librerías son los locales, es decir, aquellos relacionados con Zamora, entre los que ahora “hay algunas novedades fuertes”, señala Pino. Este tipo de lecturas no solo llaman la atención de los turistas que quieren aprender más sobre la ciudad que visitan, sino también la de los propios zamoranos, en su deseo de seguir sorprendiéndose por el entorno en el que viven.