Diversión asegurada en entornos privilegiados. Niños de diferentes lugares de España disfrutan, estos días, de los campamentos de MasterChef. En uno de ellos, el del Valle del Sedano (Burgos), están presentes los cocineros zamoranos Jonathan Garrote, como director de cocina, encargado de gestionar y planificar las competiciones, organizar los grupos de chefs, las pruebas o los productos que se utilizan; y Andrés Fernández, como profesor culinario, cuya ocupación es transmitir a los pequeños el arte de la cocina. Otros espacios en los que tienen lugar estas actividades este verano son Girona, Valencia y Cádiz. En todos ellos, los menores desarrollan su creatividad, habilidades sociales, hábitos saludables y crecimiento personal a través de su pasión por la cocina.

Pese a que los participantes están en un punto concreto de España, la temática de este año es hacer un viaje por todo el país, a través de las culturas gastronómicas de cada región, entre ellas Castilla y León. Así, productos zamoranos como quesos o aceite de oliva están presentes en el campamento. "Es una oportunidad para la provincia de Zamora, debemos ayudarnos entre nosotros y más en estos tiempos complicados, y aquí podremos ser embajadores de nuestros productos", apunta Garrote. Por su parte, Quesería La Antigua se ha encargado de impartir uno de los talleres, sobre elaboración de quesos, y enmarcado en su proyecto Educa.

Debido a la pandemia del COVID-19, este tipo de actividades han de cumplir con estrictos protocolos, hacer uso de mascarillas y geles desinfectantes; tomar la temperatura de niños y adultos, así como de visitantes; y controlar la distancia de seguridad en los grupos, que una vez conformados, deben ser siempre los mismos, es decir, "un niño siempre tiene su agrupación de referencia y no cambia a otra de distintas edades", explica Jonathan Garrote. "Este año es todo un poco diferente, pero la ilusión y la esencia de los campamentos de MasterChef de crear una familia se mantienen", añade.

Al principio, la realización del campamento parecía complicada, sobre todo para los menores, pero a la hora de participar, "están muy ilusionados y con muchísimas ganas, ha sido como una luz al final del túnel después de tres meses encerrados en casa, se adaptan a las rutinas y al final tienen la situación incluso más normalizada que los adultos en cuanto a las medidas de seguridad, son muy conscientes", explica. Por su parte, Andrés Fernández, quien da clase a niños por primera vez, aunque sí lo había hecho antes con adultos, destaca que los pequeños "quieren divertirse, se les coge mucho cariño y ellos te lo cogen a ti, preguntan mucho y son muy curiosos".

Los niños tendrán la oportunidad de compartir su experiencia con concursantes del programa televisivo, y ellos mismos son posibles aspirantes a MasterChef Junior, ya que algunos ojeadores se encargan de comprobar su talento. "Es increíble el dominio que tienen de todas las técnicas de cocina".