Galicia y el País Vasco celebran este domingo elecciones en un escenario y una fecha atípicos por la pandemia de coronavirus, con condiciones especiales, la incógnita de la participación de telón de fondo y la duda de si la gestión política del coronavirus pasará factura a los candidatos.

Los primeros comicios de la denominada 'nueva normalidad' en España también se celebran en medio de la controversia, tras decidir ambos gobiernos autonómicos prohibir que vayan a votar a los colegios los ciudadanos que padezcan coronavirus o tengan síntomas.

Esta decisión ha abierto un debate entre los juristas al entender, algunos de ellos, que esta decisión, avalada por el Tribunal Supremo y las juntas electorales, vulnera el derecho fundamental a la participación política.

En Galicia, donde el brote más activo sigue radicado en A Mariña (Lugo), al menos 259 contagiados deberán quedarse en casa -203 corresponden a la provincia de Lugo y 186 a la comarca aún confinada parcialmente-, si bien sus contactos sí podrán acudir al colegio, depositar la papeleta y acto seguido regresar a sus domicilios para seguir la cuarentena.

De igual modo, unos 200 vascos con infección activa, no sólo del rebrote de Ordizia (Guipúzcoa), no podrán votar el domingo de forma presencial. Sus contactos con PRC negativa y en aislamiento sí lo podrán hacer con medidas de "extrema seguridad": deberán llevar el voto preparado de casa y acudir al colegio en las horas de menos afluencia.

Las primeras elecciones tras el estado de alarma se desarrollarán en pleno episodio de rebrotes -hay unos cien activos, según los datos de Sanidad- y serán un examen a varios niveles: tanto para el Gobierno de Pedro Sánchez como para las autonomías, que han asumido el control de la gestión de la pandemia en la desescalada. Lo que dio en llamarse desde el Ejecutivo de coalición, "cogobernanza".

En el caso del País Vasco, las encuestas dan al PNV como favorito para ganar de nuevo las elecciones, a las que están llamados 1.794.313 ciudadanos, y vaticinan incluso una mejora en los resultados de hace cuatro años, lo que supondría aumentar los actuales 28 escaños, de un total de 75 en la cámara vasca.

Pese a este resultado que apuntan los sondeos, los nacionalistas vascos estarían obligados a pactar, y es previsible que opten por reeditar el pacto con el PSE-EE, que también confía en mejorar sus 9 escaños.

Los mismos estudios apuntan a que EH Bildu se consolidaría como segunda fuerza en el Parlamento vasco -actualmente tiene 18 diputados-, y no otorgan buenas perspectivas ni al espacio de la centroderecha constitucionalista, en la que PP y Ciudadanos acuden juntos bajo la misma marca, ni a Vox.

Según el último Sociómetro del Gobierno vasco, la formación de Santiago Abascal obtendría un 2,5 por ciento de los votos en Álava. La ley electoral sitúa en el 3 por ciento el mínimo para conseguir un escaño.

En Galicia, el presidente de la Xunta y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, espera conseguir su cuarta mayoría absoluta, que en Galicia también se sitúa en el nivel de los 38 escaños, mientras que sus rivales confían en sumar una mayoría alternativa de izquierdas.

Los sondeos también auguran una subida al BNG de Ana Pontón a costa del desgaste de las Mareas -en esta ocasión divididas en dos candidaturas, las de Galicia en Común y Marea Galeguista-, con los nacionalistas compitiendo por el segundo puesto con el PSdeG-PSOE, a los que pronostican una mejora de resultados en línea con los obtenidos en las generales de abril y noviembre de 2019.

Los dos procesos electorales también se celebran con el fantasma de la abstención rondando una convocatoria por vez primera en verano y con protocolos de protección frente a los contagios similares, que buscan favorecer el voto con la máxima seguridad.

Los votantes deberán llevar mascarillas, al igual que los miembros de las mesas electorales, y deberán desinfectar las manos con frecuencia, sobre todo antes de entregar el voto, y depositar el DNI en una bandeja habilitada para que el personal electoral lo pueda ver, sin entregarlo en mano como es habitual.

Y a quienes acudan sin mascarilla se les entregará una en el momento de acceso al local electoral.

A estas medidas se añaden las habituales recomendaciones de las autoridades sanitarias como guardar la distancia de seguridad, evitar las aglomeraciones, respetar las marcas en el suelo y mantener el local ventilado.