Los presidentes de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón firmaron el pasado fin de semana un acuerdo interautonómico para reclamar a Europa la aplicación de ventajas fiscales a las provincias de Soria, Cuenca y Teruel. Una fotografía muy potente entendida como el traslado a la política de la revuelta ciudadana de la España Vaciada. Este hito, catalogado de histórico por sus protagonistas, ha vuelto a dejar una vez más en la estacada a la provincia de Zamora. No ha servido ser el territorio que más población ha perdido en España en la última década. Tampoco contar con la media de edad más alta de todo el país. Ni que los indicadores dicten que, en apenas unos años, su demografía quedará reducida a la mínima expresión. ¿Por qué? Las asociaciones en lucha contra la despoblación apuntan las respuestas.

"La capital nos está lastrando". Son palabras de Francisco Prieto Toranzo, gerente de Zamora 10. Y con "capital" no se refiere a Madrid, sino a la ciudad de Zamora. La teoría de la plataforma por el desarrollo económico de la provincia es clara. Europa ha fijado unos parámetros para que un territorio sea considerado escasamente poblado y el principal núcleo urbano zamorano los hace saltar por los aires de manera sistemática. Para entender esta tesis, hay que retrotraerse a lo que la Unión Europea ha definido como territorios de demografía baja.

Europa cuenta como área escasamente poblada a aquella que tiene menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Un umbral que permite acceder, en el norte de Europa, a ventajas fiscales y de cotizaciones que ahora se pretenden trasladar también al sur del continente. La provincia de Zamora, en la actualidad, cuenta con 170.560 habitantes repartidos en 10.559 kilómetros cuadrados, lo que deja una media de 16,15 habitantes por kilómetro cuadrado que no sirve para ajustarse a los parámetros comunitarios. "Es en esa media aritmética donde estamos perdiendo todas las posibilidades de acceder a las ayudas; es un problema de base", reconoce Prieto Toranzo.

La misma media aritmética trazada a brocha gorda, si se utiliza de manera más cuidadosa, da como resultado una realidad completamente alternativa al de esa regla de tres que emplea Europa. Y es que, en efecto, es la ciudad de Zamora la que hace subir una media que deja de replicarse en cuanto se abandona el alfoz. "Si uno se para a mirar las densidades de población existentes en Zamora, capital al margen, se da cuenta de que no tiene sentido y el resultado final está distorsionado", comenta Prieto Toranzo.

Al hacer el ejercicio, el resultado es el siguiente. Sin contar con la capital, la densidad de población del resto de Zamora sería de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Sin la capital, Benavente, y Toro, la media baja hasta los ocho habitantes por kilómetro cuadrado. Y sin estas tres ciudades, más los doce municipios de más de mil habitantes, esa cifra cae hasta los seis habitantes por kilómetro cuadrado. No es baladí, teniendo en cuenta que en ese resto se encuentran 233 localidades a lo largo y ancho de la provincia de Zamora. "Tenemos un grave problema de despoblación y una proyección terrible, por eso no entendemos cómo se ha llegado a la conclusión de que Zamora no es uno de los territorios escasamente poblados", se lamenta el gerente de Zamora 10.

La provincia languidece entre parámetros que las asociaciones contra la despoblación consideran "injustos". Y, mientras estos no cambien, parece complicado que Europa y su política de discriminación positiva pueda llegar como lo hará a Soria, Cuenca y Teruel.