Benavente y su comarca encararon la entrada en el siglo XXI con la esperanza de convertirse en el territorio industrial de la provincia. La impresión de que más pronto que tarde empresas de cierta magnitud, incluso de relevancia, podrían instalarse en el espacio nacional mejor comunicado por autovía después de Madrid seguía siendo una promesa latente. Con esa base se asentó la creencia de que Benavente podía encarnar la industrialización de la provincia con la creación de empleo cualificado, la eterna asignatura pendiente.

La realidad, sin embargo, ha sido bien distinta. Entre 2000 y 2007 los datos seguían confirmando un crecimiento paulatino de población y actividad económica en la cabecera de comarca que, aunque no entrañaban una mejora incuestionable del empleo, sí permitían seguir confiando en que algún tipo de revulsivo, algún nuevo asentamiento industrial, darían el impulso decisivo al territorio generando riqueza y puestos de trabajo. Ocurrió lo contrario cuando estalló la Gran Recesión y la actividad se vino abajo. El cierre de la World Wide Tobacco, de la maderera Tablicia en Villabrázaro, el cerrojazo de la fábrica azucarera -el buque insignia de Ebro: la fábrica más moderna del grupo, fue sacrificada- y la caída de empresas locales emblemáticas, como la textil Torío Hermanos, como en un perverso efecto dominó dejó un panorama devastador.

Las estadísticas demuestran el efecto directo sobre empleo y, consiguientemente, sobre la demografía de la zona. La población de la cabecera de comarca aumentó hasta rozar los 20.000 habitantes en el año 2012. Hasta ese momento, el crecimiento había sido constante con un ritmo medio de hasta el 1,5%. En marzo de 2013 se registraron 2.832 desempleados. A partir de este periodo, todos los datos socioeconómicos que afectan a Benavente y a su comarca han ido a peor. Pérdida de población, envejecimiento, crecimiento vegetativo negativo, descenso de los saldos migratorios, y caída de la actividad económica: entre 2013 y 2019 Benavente ha perdido más de medio centenar de empresas. La pandemia de la COVID-19 ha venido a empeorar aún más, si cabe, la situación. En tan solo un trimestre, el paro en Benavente se ha comido la recuperación del empleo de los dos últimos años.

Reinterpretando la sentencia atribuida a Einstein, "si quieres soluciones distintas haz cosas distintas", y en parte, en esta apuesta reside ahora la posibilidad de que Benavente se recupere y pueda cimentar las bases de un futuro más prometedor. Y hay razones objetivas para creer en ese futuro que cuenta ya con partida económica de 13,3 millones de euros del Plan de Fomento reunido ayer mismo y que supone lo que hasta ahora se había echado en falta: el compromiso político de las administraciones, encabezadas por la Junta en este caso, para recuperar el latido industrial.

Y aún caben más acciones. Después de Madrid, Benavente es el punto de la geografía nacional donde más autovías convergen: cinco, que si se hubiera desarrollado el eje subcantábrico (la conexión por autovía entre Benavente y Palencia, aún pendiente) serían media docena. La pandemia ha evidenciado que el transporte y la logística son fundamentales y esta ha sido una actividad incesante en la ciudad. Los expertos en logística siempre han mostrado su sorpresa por el hecho de que Benavente no hubiera eclosionado a todos los efectos a nivel logístico. Pero siempre había faltado un factor determinante puesto que el respaldo político no había sido explícito.

Benavente tiene un problema endémico con el suelo industrial. No posee suficiente terreno. El desarrollo de grandes polígonos siempre fue la solución clásica, pero tanto el modelo convencional, como los procedimientos, como los diseños, aparte de muy costosos, requieren muchos años de procedimiento administrativo que los hacen ineficaces y escasamente productivos. Este hecho, siguiendo los consejos de expertos nacionales en logística y transportes, llevaron a descartar el polígono industrial Benavente III y apostar por un modelo más reducido y a medida de la demanda de los grandes operadores del transporte y de la logística sin las parcelas ya definidas para la venta. Este fue el modelo de Villabrázaro. Pero hasta que la Junta de Castilla y León no ha reducido el precio del terreno dos tercios por debajo de su valor inicial, y ha apostado por inyectar subvenciones a nuevas empresas con condiciones complementarias en empréstitos y otras facilidades, el polígono no ha despegado. La gallega Losan y la asturiana Latem Aluminium ya están instaladas en Villabrázaro y han generado del orden de 400 empleos. La intención es seguir creciendo. Este es uno de los tres pilares del futuro desarrollo comarcal que ya es una realidad.

La activación, pues, por primera vez, de una apuesta industrial específica con el mencionado Plan de Fomento Territorial de Benavente, ha permitido cimentar el pilar central para un renacimiento de la actividad económica que será vital para el territorio. La Junta de Castilla y León ha apostado por el Puerta del Noroeste, la propuesta municipal que supone la creación de un polígono logístico con cabida para industria agroalimentaria y accesible por la autovía A-6 que conecta Madrid con el norte de Galicia. El Gobierno se ha comprometido a crear los accesos. Este polígono está dirigido a los grandes operadores logísticos. Un ejemplo fehaciente es Correos Exprés, que ya ha apostado nítidamente por el Centro de Transportes y Logística de Benavente y trabaja en su ampliación para distribuir más paquetería en el noroeste peninsular. El Puerta del Noroeste es el núcleo del proyecto, cuyos plazos se están cumpliendo y tomará cuerpo definitivo entre 2021 y 2022. En el plan figuran también Villabrázaro y la segunda fase del polígono industrial de San Cristóbal de Entreviñas. Un viejo proyecto, este último, en el que el compromiso financiero de la Diputación Provincial de Zamora es crucial.

El tercer pilar del desarrollo comarcal pasa por la Biorrefinería de Barcial del Barco. Este proyecto, Ecobarcial, nació al albur del cierre de la fábrica azucarera. Su ejecución cerraría un importante grupo de acciones para asentar el desarrollo industrial y logístico de Benavente. Nunca antes la Junta de Castilla y León se había implicado tanto como ahora y nunca antes se había producido una sintonía como la que se está dando en la comisión de seguimiento con presencia de partidos políticos de diferente signo. Tampoco antes los agentes sociales habían hablado al unísono respaldando el proyecto del Puerta del Noroeste. El Gobierno ha comprometido el apoyo en la solución de los accesos. Quien produce ocasionalmente disonancias debería valorar sus consecuencias porque, en primera y en última instancia, de la unidad depende el futuro de Benavente.

Los expertos en logística consideran que el triángulo del transporte español tiene como vértices Zaragoza, Guarromán (Jaén) y Benavente. Entre estos tres destinos se da el tiempo máximo de conducción de un vehículo pesado, la modalidad de transporte que mueve más del 80% del tráfico de mercancías en el territorio nacional a través de vías de alta capacidad con el menor coste. Benavente es una parte de él y el Puerta del Noroeste la llave para consolidar el núcleo logísticos de las comunicaciones que siempre fue. Si a esto se le suma la actividad industrial del polígono de Villabrázaro, el polígono de San Cristóbal de Entreviñas, y el proyecto de la biorrefinería de Barcial del Barco, la apuesta por el desarrollo a futuro de Benavente sería redonda. Resulta vital proseguir y ahondar en la unidad y la visión políticas necesarias para hacerlo posible y viable. Benavente reúne las condiciones de vida, de seguridad y de servicios suficientes para afrontar la expansión y el crecimiento que antes no se materializó. Benavente y su comarca siempre han estado en la encrucijada, pero es ahora cuando más necesita que la estrella de su ubicación brille con luz propia.