La música lusa forma parte de la programación cultural de la ciudad cada julio y vuelve a hacerlo pese a la distancia social, al uso obligatorio de mascarillas y tras haber estado en peligro por la pandemia. "Lo consultamos con las instituciones que nos respaldan y la respuesta fue hacedlo con las condiciones que obliga la situación actual", atestiguó ayer el secretario general de la Fundación Rei Afonso Henriques, José Luis González Prada.

Y es que pese a las condiciones de la nueva normalidad el Festival de Fados de Castilla y León alcanzará su mayoría de edad ajustándose a su formato de los últimos estíos, es decir tres conciertos consecutivos que tendrá lugar entre el 16 al 18 de julio.

La organización ha apostado nuevamente por una de sus señas de identidad, el conjugar la veteranía con la juventud en el ramillete de fadistas seleccionados. En esta edición la nueva savia corresponde a Vanessa Alves, quien abrirá el festival el jueves 16 y quien regresa al ábside del antiguo convento de San Francisco tras el buen sabor de boca que dejó en su actuación de 2016. La vocalista estará acompañada por el guitarra portuguesa Paulo Ferreira y por el viola de fado Rogerio Ferreira. La juventud también la representa la fadista elegida para la segunda fecha Matilde Cid quien compartirá escenario, el viernes 17, con el guitarra portuguesa Bruno Chaveiro y el viola de fado Joao Felipe.

En la mayoría de edad del festival la experiencia la aporta Mario Pacheco, "la guitarra portuguesa por excelencia que toca en un club de fados de Lisboa desde hace años". El reputado instrumentalista acudirá con su trío de guitarras y acompañará a los fadistas Ana María Alves y Miguel Capucho el día 18 de julio.

"El plantel de artista está al nivel de ediciones anteriores de este festival que sigue adelante gracias a las instituciones y a un público fiel", subrayó José Luis González Prada.

Las condiciones de seguridad actuales imponen que el aforo se limite a 200 asistentes frente a los 350-400 de años anteriores. También habrá una separación entre las sillas para "garantizar al máximo la seguridad y contamos con la responsabilidad de cada uno de los asistentes", esgrimió el secretario general de la FRAH.

La concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas, agradeció la "valentía" de organizar el festival ya que "los músicos necesitan trabajar y el público el contacto con los artistas para que haya cierta normalidad, una situación a la que también aludió el responsable de prensa de Caja Rural Narciso Prieto en tanto que el diputado provincial de Cultura, Jesús María Prada, puso en valor que los conciertos "suponen un regreso de Portugal a Zamora una vez que las fronteras vuelven a estar abiertas".

Las entradas, a un precio de 18 euros por recital y de 45 euros el abono, se podrán a la venta de manera anticipada únicamente en la sede principal de Caja Rural, situada en la avenida Alfonso IX, y en la sede de la Fundación hora y media antes de cada actuación, siempre y cuando hubiera pases disponibles.