El pasado 22 de abril, la Policía Municipal felicitaba el cuarto cumpleaños de Adriana Ares, en una particular celebración. Este miércoles, la niña se reencontraba con los agentes que organizaron la inesperada fiesta en pleno confinamiento. La alegría, por ambas partes, fue la protagonista de la jornada, en la que la pequeña pudo conocer las dependencias policiales y recibió algún que otro regalo de los cuerpos de seguridad.

Cuando Adriana se enteró de la sorpresa que le había preparado la Policía “empezó a gritar de alegría”, relata su madre, Noelia Carrero. La pequeña no veía el momento de vivir el esperado encuentro. Llegada la hora, los cuerpos de seguridad acudieron al domicilio de la joven y su madre para recogerlas y llevarlas hasta la Plaza Mayor, custodiadas por dos motos en un trayecto que recorrió toda la ciudad.

Una vez allí, la misma Adriana montó en los vehículos de dos ruedas sin dejar de sonreír ni un instante. Del mismo modo, al ver “la casa de la Policía”, como dice la niña para referirse a las dependencias de los cuerpos municipales, “solo daba saltos de alegría”. La pequeña, acostumbrada a comentar todo, “se quedó callada de la emoción”, añade Noelia. Y no es para menos, puesto que Adriana descubría, de esta forma, los entresijos de la profesión a la que quiere dedicarse cuando sea mayor. La idea de propiciar el emotivo encuentro partió de las agentes que se encargaron de felicitar a Adriana en su cumpleaños, quienes habían recibido un dibujo y una nota de agradecimiento a través de la que se enteraron de que el padre de la niña falleció hace poco más de un año. Al compartirlo en el cuartel con el resto de compañeros “les tocó el corazón”, narra la agente Laura San Damián.

Tanto para los cuerpos de seguridad como para Adriana y su madre, la jornada fue inolvidable, “fue muy bonito e ilusionante, y este tipo de actos sacan el lado humano que también tienen los policías y no siempre se ve”, añade San Damián.

La misma ilusión protagonizó aquel 22 de abril, día en que Adriana no podía juntarse con sus amigos ni hacer una fiesta, debido a las circunstancias de confinamiento. De esta manera, su madre se encargó de decorar todo y hacer a la niña partícipe de la iniciativa de la Policía Municipal en colaboración con el Ayuntamiento de Zamora, para felicitar a los menores que cumplían años durante el estado de alarma, celebraciones a las que se unieron incluso los vecinos. Jornadas inolvidables que, en casos como el de Adriana, tienen su continuidad en el tiempo y en los corazones.