Primer día de mercadillo de la ropa en la nueva normalidad y nada que ver con lo habitual en un jueves de verano en el que la acumulación de público impide en ocasiones abrirse paso entre los puestos de la Cañada de la Vizana. La reducción de espacio de los puestos da más amplitud al espacio del mercado en el que pocas ofertas vocearon los vendedores, que con ganas de volver a retomar la actividad tras tres meses y medio parados aseguraban que veían poca alegría.

Para acceder al mercado tres carpas instaladas en la Cañada de la Vizana y para lo que es necesario desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico. Agentes de Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil y empleados municipales se encargaron de controlar el aforo sin dificultad en la jornada de ayer en la que los visitantes fueron llegando a cuentagotas. Muchas ganas por parte de algunos vendedores como Ángel Jiménez quien pedía "no volver para atrás. Esperamos que se anime la cosa porque fuimos los primeros en abandonar los puestos de trabajo y los últimos que nos reincorporamos. Después de cuatro meses ya era hora de trabajar porque no hemos recibido apenas ayuda y el cese de actividad de autónomos ya ha finalizado". Otra vendedora, Sara Jiménez, que tenía calzado a la venta explicaba los cambios que afectan a la separación de metro y medio de cada puesto y la necesidad de mantener la distancia con los clientes. Sara aseguró que "llevábamos tiempo sin estar en el mercado y ahora que se ha reanudado hemos aprovechado para sacar lo que teníamos guardado y todo más barato, esto es la ley del más fuerte y todo el mundo va a bajar los precios".

En el recorrido por el mercado no todos estaban contentos con la reducción del puesto. "No entiendo por qué se permite a las terrazas que ocupen lo que sea necesario y a nosotros no nos han dejado. Siempre se podía haber ampliado la ocupación en la calle. Solo es calle lo que estamos pidiendo nada más. Yo vivo del mercadillo, nunca he ido a pedir nada a nadie, vivo de mi trabajo y ahora no puedo trabajar", lamentaba una de las vendedoras.

Tanto la concejal de Mercados, como el concejal de Seguridad Ciudadana recorrieron el mercado para comprobar su desarrollo y escuchar a los vendedores y en este sentido aseguraron que "al menos la mayoría de los vendedores o sus representantes nos manifestaron que optaban por reducir los puestos para mantener su mismo lugar y así lo hemos hecho", explicó Sandra Otero quien señaló que la sensación al entrar en el mercadillo ha sido de "amplitud" y "seguridad, de hecho la Guardia Civil nos ha dicho que le hemos hecho una faena a los carteristas".

Once años lleva viviendo una familia de senegaleses a este mercado y ayer lo hacía para retomar la actividad "poca alegría" "no he visto nada de gente hasta ahora", lamentaba la mujer.

Animados algunos compradores no dudaron en acercarse a la Cañada de la Vizana a aprovechar las gangas de la temporada y "echar una mano a esta gente que también lo necesitan", explicó una mujer. Otros, vecinos de la zona, se quejaban del "rodeo" que han tenido que dar para salir y entrar de los inmuebles de Honduras por las restricciones de acceso y también en la zona de Las ERas se han quejado de las dificultades de paso peatonal por la instalación de una carpa de salida justo encima de una de las aceras que confluyen al mercadillo.