La magistrada que concedió la custodia a la madre del menor zamorano tendrá que decidir sobre la condena al progenitor por separarle de la madre y desoír la sentencia que regula las visitas que puede hacer a su hijo. El castigo se traduce en multas, sanciones económicas, por el incumplimiento de la sentencia en la que la juez decidió que el menor estaría a cargo de su madre en 2016. Desde entonces, el padre debe más de 3.000 euros de la pensión alimenticia (200 euros al mes) y las costas judiciales por el pleito que le condena a abonar ese dinero.

Sin embargo, un caso tan común en los juzgado y de fácil resolución se mantiene en un largo impass para esta madre. Es la consecuencia del colapso que sufren los juzgados, de la acumulación de trabajo derivada de las dificultades para celebrar audiencias presenciales con las partes implicadas.

La nueva normalidad parece que tardará en llegar a estos órganos en Zamora, cuyas oficinas, salas de vistas y despachos de jueces, fiscales y secretarios, de dimensiones reducidas, constituyen un hándicap para mantener una actividad fluida y garantizar las medidas de seguridad frente a la propagación del COVID-19. "Estamos esperando a que la juez señale la vista para resolver el incumplimiento de la orden que dio al padre para entregar al niño en diez días", expone el abogado de la madre del menor, Gabino Carro Espada.

Tanto la mujer como Carro Espada están convencidos de que la deuda acumulada por el impago de la pensión de alimentos "y el deseo de destrozar anímicamente a la madre están detrás" de la decisión del padre de llevarse al niño a Bilbao. Lo que tendría que haber sido una visita de tres días a la abuela paterna se ha convertido en una ausencia de casi tres meses. El padre decidió llevarse al menor de 9 años el 14 de abril a Bilbao, donde ha formado otra familia. La madre ha interpuesto una "denuncia por sustracción del menor", por arrancarle de su lugar de residencia sin previo aviso, "aprovechando el estado de alarma", denuncia la madre del niño, y sin respetar siquiera el turno de visitas. Una conducta sistemática, según explica la mujer, quien se divorció cuando el niño tenía 8 meses.

Desde entonces, asegura que son contadas las ocasiones en las que el hombre ha visto al menor. El niño siempre ha convivido con su madre, afirma esta, que logró la custodia en 2016, precisamente, "porque él vivía en Bilbao, se trasladó allí". Angustiada, incapaz de contener las lágrimas, describe como un calvario lo vivido desde mediados de abril, cuando el niño salió de Zamora sin su conocimiento. Ni la intervención de la juez zamorana el 29 de abril, exigiendo la entrega del niño a su madre en el plazo de 10 días, ha intimidado al progenitor. El estado de alarma "permitía moverse a los padres para ver a sus hijos en los lugares de residencia de estos", en este caso Zamora. Bajo ningún supuesto, se autorizaba a desplazar a los niños a otras localidades o provincias, destaca el abogado de la mujer, Gabino Carro Espada.

Lo que esta joven madre no se explica es "cómo el juzgado decano de Valladolid concedió un permiso a mi exmarido para viajar desde Bilbao a Zamora a ver a mi hijo porque su abuela trabajaba y a mí no me localizaban". La mujer afirma tajante que "ni me llamaron, ni a mi madre, que hace lo que sea por el niño, tampoco", nadie trató de ponerse en contacto con ella, declara. Según relata, la exsuegra le pidió que le dejara al niño, a lo que accedió porque "nunca he negado a la familia paterna el contacto con mi hijo ", subraya la joven. Quedaron en que el niño pasaría con la abuela paterna tres días, pero la llamó antes de lo previsto para adelantar la entrega. La madre del niño, que estaba pasando la cuarentena con él en una finca, no podía acudir antes de lo previsto al carecer de transporte. Finalmente, la abuela "me dijo que podía esperar a que yo fuera a recogerlo", pero cuando llegó el día convenido "ya ni me cogía el teléfono". Cuando llamó a su exmarido fue cuando supo que se lo había llevado a Bilbao. Me dijo "si quieres ver al niño, vete a los juzgados".

Lejos de achantarse ante el auto judicial de Zamora para que devolviera al menor a su madre, el hombre ha decidido abrir otra batalla judicial en Bilbao: reclama a su hijo. Incluso, en este tiempo, le ha sometido a un examen psicológico sin contar con la madre, lo que contraviene la sentencia de Zamora. El caso de esta zamorana es uno de los muchos que tramitan los juzgados en todo el país por la actitud de los padres que, sin tener la custodia, decidieron aprovechar el estado de alarma para saltarse las sentencias que limitan el régimen de visitas estipulado.