La foto de perfil del Ayuntamiento de Zamora en sus redes sociales se convirtió ayer en una bandera arcoíris que envolvía el escudo municipal. En apenas unas horas, este cambio de imagen generó más de un centenar de comentarios con frases como "está claro que se trata de desplazar al heterosexual", "no tengo nada en contra de los gays, pero no entiendo por qué hay que celebrarlo" o "ya veo al Yacente con la bandera gey (sic)". Por cada una de estas reacciones, es cierto, se multiplicaron las que afeaban ese tipo de declaraciones a sus responsables. Pero la muestra está ahí. En Zamora, como en todo el mundo, sigue habiendo personas que no toleran la diversidad sexual. Hace apenas unos días, dos jóvenes homosexuales sufrieron una agresión homófoba por el simple hecho de caminar juntos por la calle, en pleno Campo de Marte. Por eso, la celebración cada 28 de junio del Día Internacional del Orgullo LGTBI, sigue siendo tan importante como necesario para erradicar comportamientos desfasados de la sociedad.

La ciudad de Zamora no cuenta con una asociación o colectivo que tome la iniciativa en materia de derechos LGTBI. Por eso, son las voces particulares las que se rebelan contra las injusticias y también en pos de la visibilidad. Una de ellas es la de Manuel Alesander Alonso, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Zamora y activo miembro de la comunidad. Afirma que su opinión no es representativa más que de sí mismo, pero granito a granito se hace montaña. Tras la agresión de la pasada semana en las calles de la capital, la pregunta es obligada. ¿Es Zamora un lugar peligroso para una persona gay en 2020? "La respuesta es no", señala convencido.

Lejos de victimizarse, la política LGTBI cada vez más va por el camino de la visibilidad. Y ahí es donde se pueden encontrar las dos caras del conflicto, a juicio de Alonso. "Si el otro día le pegaron una paliza a esos dos chicos, es porque ellos han decidido no seguir en ningún armario y optar por visibilizarse", explica. "Ahora bien, ese mismo hecho de visibilizarse ha provocado que un cafre les pegue una paliza, por lo que tenemos las dos vertientes en un mismo hecho", añade el concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Zamora.

En los últimos años, tanto esta institución como la Diputación Provincial de Zamora han avanzado mucho en materia de igualdad a través de pequeños pasos. Por citar algunos ejemplos, se ha ofrecido un apoyo claro y contundente al colectivo LGTBI, se ha permitido que las personas transexuales pudieran cambiar sus datos personales de acuerdo a su sexo para trámites municipales, se ha apostado por dotar a las bibliotecas municipales de fondos relacionados con la diversidad sexual o se han realizado campañas como la de "cordones arcoíris" para los deportistas.

Sin embargo, cada una de estas medidas ha sido sacada adelante con polémica y siempre por parte de los de siempre. Uno de los clubes deportivos más importantes de esta ciudad, de hecho, prohibió a sus jugadores lucir los cordones arcoíris en partido oficial a pesar de que ellos sí querían brindar ese detalle. "El deporte es así. ¿Cuántos jugadores de primera o segunda división de fútbol han salido del armario? Y, por estadística, tiene que haber", ironiza Alonso, quien ha promovido una normativa desde su concejalía para retirar las subvenciones a aquellos clubes zamoranos que incurran en prácticas homófobas.

Como anteriormente mencionaba el edil de Izquierda Unida, en Zamora no existe ninguna asociación que impulse campañas por los derechos LGTBI y por eso el apoyo llega a través de individualidades. Como la de Ángel Barbé, también activo miembro de la comunidad y secretario de Nuevas Generaciones del PP de Zamora. En declaraciones a la agencia Ical, este zamorano afirma que "aún se observan comportamientos retrógrados en Zamora", relacionando sus palabras con la agresión de los dos jóvenes. Sin embargo, sí comparte con Alonso que la ciudad y sus miembros de la comunidad han avanzado mucho en visibilidad. "Si lo asumes con total normalidad, no tienes por qué tener ningún problema", indica.

El conflicto, para Alonso, llega cuando no tienes a quién preguntar. "Si eres un niño y te gusta tu compañero de clase, estaría bien que hubiera alguien en Zamora que te pudiera explicar lo que ocurre. Para eso sirve una asociación".