La muerte de George Floyd a finales de mayo en Mineápolis tras ser arrestado por cuatro policías locales ha generado un movimiento contra el racismo que todavía sacude a todo Estados Unidos, país que, pese a haber abolido la esclavitud en 1865, todavía parece que no ha superado el segregacionismo. Desde distintos estados, zamoranos que residen allí reconocen que es un camino que todavía tiene un largo recorrido.

Desde Houston, ciudad donde precisamente fue el funeral de Floyd, Antonio Renilla asegura que muchísima gente está contra esa muerte y opina que "todo el mundo, incluidos los policías, tienen que actuar siempre dentro de la ley", subraya. Sin embargo, lo que ha provocado después "ha hecho aflorar las distorsiones interesadas, inflamadas por los medios, la simplificación en el diagnóstico y las soluciones", resume. "El mundo tiene mucha gente buena y gente estúpida y ambos grupos están en todos los sitios y todas las razas. Conozco gente de color muy exitosa y otros que no lo son y abusan de su posición de minoría, la diferencia está en las personas", razona.

Para justificar su argumento pone como ejemplo la propia ciudad de Houston. "En nuestro caso, el jefe de Policía es hispano y la jefa del condado también. Hay gente de color en puestos muy relevantes de instituciones y empresas", añade.

Desde California, Julia San Román recuerda que este tipo de movimientos contra el racismo y la brutalidad policial se han dado en décadas anteriores, "el más notable el de los derechos civiles en los años sesenta". La gran diferencia que ve es que mientras que aquellos tenían la mentalidad de que la erradicación del racismo sistémico "ocurriría a largo plazo, con cambios incrementales que aseguraran que el arco moral universal se doblara hacia la justicia, sin embargo este movimiento de protesta reciente parece que rechaza esa idea. Los manifestantes quieren un cambio inmediato", compara.

También argumenta que el resurgir de estas protestas está relacionado con que "los grupos étnicos de color son los que se han visto más afectados por las infecciones del COVID-19, tanto en número de fallecimientos como en la pérdida de recursos económicos durante la pandemia".

La mayor crítica de Felipe Monforte desde Miami es que estas protestas hayan terminado "en violencia, saqueo, vandalismo y agresiones a policías, especialmente por parte de gente joven", lamenta. "Me parece fantástico cualquier movimiento contra el racismo, pero siempre que sea pacífico", clama. También reconoce el abuso de la fuerza por parte de la policía, "principalmente, porque les falta formación". Algo que se les debería exigir, con el consiguiente aumento de sueldos.

Tras más de una década viviendo en Estados Unidos, reconoce que es un país racista "pero no solo con los afroamericanos, sino también con latinos y hasta españoles", enumera y considera que el Gobierno de Trump "con sus mensajes, en vez de pacificar, ha generado más odio", finaliza.