El presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale), Santiago Aparicio, expresó a Ical su "enorme preocupación, porque 4.000 empresa han caído" y lamentó que sus previsiones de que entre el 20 y el 25 por ciento de los establecimientos de comercio y hostelería "no iban a levantar sus persianas se están cumpliendo".

Aparicio recordó que llevan tiempo pidiendo una inyección de liquidez a las empresas para sobrevivir equivalente a la facturación que hubieran tenido durante los 90 días que han permanecido cerradas por fuerza mayor, algo que "no ha sido así". "Eso hubiese sido lo ideal y hubiera permitido salir airosas a un porcentaje altísimo de empresas", dijo, para reprochar que "la inyección ha sido muy escasa por parte de las administraciones, cuando necesitábamos dinero contante y sonante".

Asimismo, denunció que las medidas para el retraso del pago de impuestos o alquileres, "han ido muy lentas" y "no ha sido lo que esperábamos en una situación inédita y grave para las empresas, los que movemos la economía", comentó.

El dirigente patronal evidenció que "hace falta dinero metido en vena" y, con todo, asumió que "todavía se puede poner remedio" a la situación, aunque, a su juicio, "nadie, sobre todo a nivel nacional, ha creído en las empresas". "Se están empezando a romper las cadenas de pago a proveedores y ahí es cuando empiezan a caer las empresas", dijo, para exigir dinero y si las administraciones "no tienen para salvaguardar a las empresas, que se endeuden", concluyó.

La patronal espera así que una inyección económica "importante" sirva para relanzar una economía que se ha visto seriamente dañada por el impacto del COVID. Además, influye en la parálisis de la economía de la región el peso que aquí tienen el comercio y la hostelería, dos de los sectores más dañados. El peso de la industria, que intenta paliar el temporal, es más pequeño en la comunidad y en la provincia.