"Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión". Pues este año ni jueves, ni reluciente. El coronavirus condicionó la celebración del Corpus, que ayer se vio limitada en Zamora a una Euraristía en la Catedral con asistencia más que reducida, algo obligado. Asistieron un puñado de fieles y, como es habitual, los presidentes de las cofradías de la Semana Santa zamorana.

Y el Corpus quedó ahí. A la misa no siguió la tradicional "procesión" con los niños vestidos de Primera Comunión recorriendo unas calles llenas de pétalos y tomillo. Como ha sucedido con tantas otras celebraciones, el Corpus de 2020 pasará a la historia como el más atípico en muchos años.