La imagen de tres grúas impresionantes, de las compañías Grúas Palencia y la zamorana ETU, enderezando la locomotora de 75 toneladas que encabezaba el tren siniestrado el martes en La Hiniesta, Zamora —donde viajaba el joven maquinista que falleció y el herido grave— es la demostración palpable de la costosa tarea que tienen por delante los operarios de ADIF y Renfe para rescatar todo el material que quedó sobre la vía pocos minutos después de la fatídica colisión con el automóvil.

El convoy que sufrió el accidente era una doble composición, dos trenes unidos cada uno con dos locomotoras, apoyadas por los furgones generadores (CET) para circular en modo diésel y nueve coches (vagones). Una de las composiciones se pudo encarrilar de nuevo en la vía y, traccionada por una locomotora de apoyo, emprendió el camino hacia la estación de Carbajales, de regreso hacia Galicia a primera hora de la tarde de ayer. Iba con una de las locomotoras, los nueve coches y el otro generador, aunque faltaba la segunda locomotora.

Esta locomotora, junto al otro tren completo, queda volcada en la explanada próxima a la base de montaje de La Hiniesta y espera un trabajo de días para poder ir retirando todo el material siniestrado: tres locomotoras más los nueve vagones que restan. Es un empeño "muy aparatoso, minucioso y con horas de trabajo por delante". Lo más complicado de la operación fue enderezar la máquina de cabecera del convoy, muy agarrada a las vías del tren y con un peso que supera las 75 toneladas. Tres grúas de alto tonelaje han sido necesarias para la maniobra, que comenzó el pasado miércoles con las tareas de allanamiento del terreno y que continuarán en las próximas horas con el traslado de la máquina a un camión para su transporte hasta Madrid, donde Renfe tiene su taller central para su examen.

Hasta allí irán también el resto de vagones, que aún permanecen en las vías del tren en el apeadero de La Hiniesta y cuyo traslado se producirá, también con estas grúas, en los próximos días hasta concluir la operación. El peso de estos elementos ronda las 16 toneladas cada uno. No obstante, todavía resta la carga de un segunda máquina de grandes dimensiones que también tendrán que enderezar y cargar. Durante los próximos días, las tareas se centrarán en izar y cargar los vagones, unas labores que podrán alargarse incluso más allá de esta semana, según las previsiones de algunos de los operarios que trabajan en la zona.

Iván Alonso, de Grúas Palencia, estuvo también con sus máquinas al frente del grave accidente de Linarejos. En este caso, lo más complicado para él y sus operarios ha sido "conseguir enganchar la máquina de la forma más adecuada para llevarla a su posición inicial", un proceso para el que han tardado varias horas.

Durante las tareas de rescate de la locomotora siniestrada los investigadores de la policía judicial y los técnicos de Renfe y ADIF han examinado cuidadosamente el material, además de acceder a su interior, ya que los trenes llevan unos registradores jurídicos, que serían el equivalente a la "caja negra" de los aviones, que pueden proporcionar datos sobre lo que el tren registró durante el siniestro, por ejemplo, la velocidad exacta a la que circulaba por ese punto y en qué momento frenó.

Evolución del maquinista

Por otra parte, el maquinista herido en el accidente, Francisco Picazo, de 55 años, permanece en la UCI del hospital Virgen de la Vega de Salamanca con pronóstico estable dentro de la gravedad. El último parte médico, según la información facilitada por la Subdelegación del Gobierno de Zamora, apunta a una evolución ligeramente favorable, aunque presenta lesiones serias.

Picazo es natural de Zamora, aunque reside en La Coruña, localidad natal del otro maquinista en prácticas que falleció como consecuencia del accidente ferroviario.