Solo faltaban 7 kilómetros para que la tripulación que viajaba a bordo del Alvia siniestrado el martes en Zamora se bajase del tren para regresar a sus casas con el cambio de turno. Pero a las 16.11 horas, el convoy que realizaba la ruta Ferrol-Madrid —el único trayecto diario desde Galicia a Madrid por el estado de alarma— impactó contra un todoterreno que había caído a las vías. El descarrilamiento del tren truncó el sueño del joven Alexander Pedreira, de 32 años y natural de La Coruña: ser maquinista de larga distancia en su tierra, Galicia.

Alegre, sonriente, bromista y vacilón. Así lo recuerdan sus compañeros de promoción, que todavía estos días continúan en shock sin creerse que el martes habían perdido a una de las "almas del grupo". Con la voz quebrada por tantas vivencias que de repente bombardean la cabeza con imágenes, palabras, encuentros, comidas y cenas, sus amigos solo tienen buenos recuerdos de Alexander, que en la actualidad vivía en la localidad coruñesa de O Burgo, con su novia y su perra La Turca. "Era koruño, koruño. Y cómo no, del Dépor", sonríe por un momento uno de sus compañeros de promoción, la séptima.

De familia ferroviaria, su padre es en la actualidad interventor en Coruña aunque siempre estuvo vinculado a Renfe -también había despachado gasóleo en el depósito de la ciudad-, Alexander tenía muy claro a qué quería dedicarse y dónde. "Su sueño era ser maquinista de larga distancia en La Coruña; siempre hablábamos de que en un futuro nos gustaría a todos -los compañeros de promoción- trabajar en Galicia", relata un joven maquinista gallego.

Ese sueño comenzó en la Escuela Técnica de Renfe en Santiago en septiembre de 2016. Ese año inició el curso de maquinista. Una vez tuvo la licencia sacó plaza para entrar en Renfe y lo destinaron a PortBou, en Cataluña, a Mercancías. Allí estuvo unos dos años. Y después, se presentó a un concurso de traslados para venirse a Galicia.

"Él estaba esperando la oportunidad de venir a su tierra", comentan desde el sindicato CGT, al tiempo que destacan que el joven siempre estuvo vinculado al mundo ferroviario debido a la trayectoria profesional de su padre. Lo suyo era estar al mando de un convoy, pero mientras eso no llegó Alex siempre buscó algún vínculo con Renfe. "Estuvo en el control de acceso de La Coruña", recuerdan.

Hace unos "tres o cuatro meses", detalla un compañero de promoción, finalmente logró hacer realidad el sueño de ser maquinista de larga distancia en Galicia. "Su padre -dicen emocionados- estaba todo orgulloso ". En la actualidad Alexander estaba en periodo de formación, por eso viajaba en el Alvia siniestrado junto al conductor titular, Francisco P., de 55 años, natural de Zamora y residente en La Coruña, que resultó herido grave en el accidente y que se encuentra estable en Salamanca. "Al estar en mercancías en Cataluña y venir para larga distancia en Galicia, estaba en el proceso de homologación y habilitación de los trenes y nueva infraestructura", detallan desde el sindicato ferroviario CGT.

"Con lo difícil que hoy resulta tener un trabajo, él lo había conseguido. Su sueño se había hecho realidad", relata entre lágrimas un maquinista gallego que estudió con él en Santiago.

Los restos mortales de Alexander llegaban a última hora del miércoles a La Coruña, donde a primera hora de la tarde de ayer se celebraba una misa en su memoria. Asimismo, tras el accidente centros de trabajo de Adif y de Renfe han guardado un minuto de silencio por un miembro de la familia ferroviaria -en este caso, el joven coruñés- se ha ido para siempre.