El diez de marzo toda Zamora miró al Virgen de la Concha. La provincia dejaba de ser una de las pocas del país sin ningún caso de coronavirus y sumaba entonces su primer positivo, un varón residente en Montamarta que había viajado a Benidorm. Comenzó ahí un rosario de positivos, ingresados, escasez de camas de UCI, falta de material de protección para sanitarios y fallecimientos que dejan ya para la historia los dos meses más complicados de la los últimos años de Zamora.
El saldo, que todavía no está cerrado, se traduce hasta ahora en 1.007 positivos, 89 fallecimientos -más los 122 de las residencias-, 341 altas, más de 27.000 test rápidos y 7.300 PCR, y 51 profesionales contagiados. Esta semana, con una estimación de más de 3.300 contagiados en Zamora, ha empezado a descender el número de casos activos, que todavía son más de 1.800 según los datos de la Junta. La epidemia, al fin, empieza su retroceso, aunque la alerta sigue al máximo ante posibles e indeseados rebrotes. Esta es la cronología de los últimos meses.
El comienzo. Con el primer positivo confirmado desde el martes día 10, aún hubo que esperar unos días para empezar a tomar conciencia de lo delicado de la situación. El 16 de marzo, primer día del estado de alarma, se confirmaban cinco casos en una Zamora que ya estaba confinada para luchar contra un virusque de momento parecía no impactar demasiado. La falta de test PCR en el hospital provocó la confusión en las primeras jornadas, donde se enlazaban días sin casos con jornadas de importantes incrementos. Zamora, que empezó el mes tranquila, acababa marzo con 213 casos confirmados por PCR y con más de mil casos sospechosos en la Atención Primaria.
El Virgen de la Concha iniciaba una escalada que puso al límite la resistencia de los profesionales y del propio centro. Con todo el hospital volcado en luchar contra la pandemia, marzo acabó con 100 ingresados en planta con COVID, con 14 atendidos en una UCI que solo tenía once camas y que hubo que ampliar. 23 personas perdieron la vida en marzo mientras luchaban contra el virus.
Abril, el cenit de la pandemia. Con el sistema sanitario dando síntomas de agotamiento y con toda la actividad no esencial paralizada. Así comenzó la provincia el complicadísimo mes de abril, un mes de abril sin Semana Santa donde la vista dejó de estar en la previsión del tiempo para ubicarse en las angustiosas actualizaciones de datos diarias sobre el avance de la enfermedad. En abril se registraron los momentos más complicados. El cuarto día de ese mes la presión asistencial en el hospital tocó techo. 112 personas luchaban contra el virus en planta, con prácticamente todos los servicios del Clínico volcados en una única labor.
Dos días antes se registró el pico de ocupación de la UCI. 15 personas ingresadas en las camas de críticos, lo peor hasta la fecha. El 4 y el 9 de ese mes murieron, cada día, cinco personas en el hospital, también los peores datos hasta ahora. El virus parecía imparable. Zamora, que comenzó abril con poco más de 210 casos, lo terminó con casi 600 confirmados por PCR. La cifra de enfermos registrados por los médicos de Atención Primaria se dobló y alcanzó las dos mil personas. Afortunadamente, la tendencia cambió a mediados de mes. La presión asistencial fue a la baja, las altas empezaron a ser más numerosas y los fallecimientos, que nunca acabaron de sucederse, eran menos habituales.
Mayo, el mes del relajamiento. Aunque los paseos de los niños se permiten desde el 25 de abril, mayo ha sido el mes de relajamiento en las medidas de aislamiento social impuestas por el Gobierno. Las calles de Zamora, desiertas durante semanas, comenzaron a tomar vida con los primeros paseos, permitidos desde el dos de mayo, y con la tímida vuelta de la actividad comercial el cuatro de este mes. Desde entonces los zamoranos, como el resto de los ciudadanos españoles, han ganado movilidad.
Los comercios han vuelto a abrir de manera generalizada y los bares empiezan a salir del letargo. La escasez de mascarillas de marzo y abril ya es cosa del pasado y estas y otras medidas de protección son ahora parte del armario de los ciudadanos. Con todo, la pandemia sigue ahí. Es cierto que el Hospital Virgen de la Concha vuelve a la normalidad, pero la quinta planta sigue siendo zona exclusiva de pacientes COVID. A día de hoy hay ocho ingresados. La UCI ampliada no está hoy ocupada, pero dos zamoranos luchan contra el virus en las camas de críticos del centro hospitalario.
Los trabajadores de Urgencias están más tranquilos, pero todavía esta semana se han registrado varios casos positivos. La desescalada, que ha hecho relajar el confinamiento, obliga todavía a mantener unas estrictas normas de higiene y distancia social indispensables para no volver atrás. Para que junio sea mejor que mayo, que es mejor que abril. Cualquier esfuerzo es poco para que Zamora no regrese, de golpe, a aquel 10 de marzo en el que el primer confirmado, un paciente de Montamarta, trajo de golpe a la provincia una realidad que, en verdad, ya estaba aquí.