"La carne silvestre de España es reconocida como la mejor carne en el mundo por sus condiciones de vida (origen natural), por el medio en el que se desarrolla (ausencia de antibióticos, medicamentos,?) y es una de las mas seguras en cuanto a controles sanitarios" sostiene Antonio de José.

En su criterio, "la carne de caza debe ser un producto de proximidad o kilómetro cero", y destaca "sus beneficios ecológicos, económicos y sociales". Hace referencia a la apuesta la Comisión Europea "por alimentos de calidad, frescos y locales", y estima que debería ser potenciado su procesamiento y consumo "y nivel nacional (Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social), o las comunidades autónomas estableciendo los requisitos para el suministro directo por parte de los cazadores de pequeñas cantidades de caza silvestre o de carne de caza al consumidor final, o establecimientos locales de venta al por menor que suministran directamente al consumidor final".

Advierte de que "cuando la carne de caza va destinada a autoconsumo, se han de tomar las mismas precauciones que si se comercializa, por lo que no se debe bajar la guardia y realizar un análisis veterinario que determine que la carne es apta para el consumo humano (obligatoriamente con el jabalí)".

Para dar una referencia de lo que supone este producto alimenticio, el gestor se remite a los datos ofrecidos por la Cámara de Comercio de España, en el año 2017, "se exportaron más de 4.000 toneladas de carne de caza (80% de la carne de caza procesada) por un valor de más de 26.000.000 euros".

El consumo de caza es histórico y su recuperación es percibida como una oportunidad de desarrollo en una provincia agraciada por la fauna.