Cuenta con unas amplias instalaciones y con un número reducido de alumnos así que dispone de los mimbres exigidos para que se pueda realizar una vuelta a las aulas de manera totalmente presencial. Esa es la ventaja del Seminario de San Atilano, que -a expensas de lo que finalmente dictamine el Gobierno de cara a comenzar el nuevo curso en septiembre-, está inmerso en un plan de regreso a la normalidad educativa para el nuevo curso 2020-2021.

"Dadas las circunstancias y el poco consenso que hay de momento en la forma de volver a clase, lo que nosotros planteamos es un inicio normalizado, porque tenemos grupos pequeños de alumnos y espacios muy grandes, de modo que lo que tendríamos que hacer sería adaptarnos a las medidas sanitarias que se proponen", indica Juan Carlos López, director pedagógico del colegio, que en la actualidad cuenta con 40 estudiantes.

En este sentido, la distancia social estaría más que solventada, puesto que las aulas -donde imparten clase durante la etapa de la ESO- albergan a una media de diez alumnos por curso. "Sobre el tema de la higiene, lo que se haría sería incrementar las medidas para que, de manera programada, los alumnos se lavaran las manos varias veces al día", propone López entre otras medidas.

Precisamente, el ser un centro tan familiar en el que se puede cursar la educación secundaria también lo sostienen como otra ventaja para los alumnos que se quieran incorporar a sus clases. "Somos como un colchón entre el colegio y el instituto, en una etapa todavía infantil. Nosotros les acompañamos en estos cuatro años y así, cuando llegan a Bachillerato, tienen madurez suficiente para desenvolverse en ese mundo de adultos", explica López. "En esta etapa intermedia se habilita al niño a estar un poco más acompañado hasta ese momento decisivo de los 16 años, cuando ya podrá funcionar con una cierta autonomía en un centro educativo más grande", añade.

Además de tener solo alumnos varones, la circunstancia de ser un seminario -adaptado con el tiempo en diálogo con el avance de la sociedad- también le otorga una vertiente religiosa que se ajusta a la educación. "Se les invita a descubrir su vocación, a mirar más allá de la perspectiva profesional, con la religión como un complemento importante para su vida, aunque el fin último no sea el sacerdocio", advierte.

Planteando si por las circunstancias fuera obligatorio continuar con las clases a distancia, el director pedagógico asegura que, apoyados en las nuevas tecnologías, continuarían, "como hasta ahora", con una relación directa con los estudiantes y las familias. "El profesorado está todavía en la indefinición de no saber cómo organizarse de cara al nuevo curso, pero, una vez que nos den alguna pista desde la administración de cómo debemos organizarnos, trabajaremos con las expectativas más altas que nos podamos plantear con los alumnos", asegura.