El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha comunicado este viernes los territorios que avanzan de fase en el país: los que subirán el primer peldaño el próximo lunes serán Castilla y León, una parte de Cataluña y la Comunidad de Madrid, al completo. Así que en la práctica se da una curiosa paradoja: Zamora, una de las provincias con menor incidencia del país llega a esta primera fase al mismo tiempo que Madrid, epicentro de la pandemia.

En Castilla y León, las autoridades han apostado por una desescalada prudente, que partió hace quince días con el cambio de fase de las primeras 26 zonas básicas de salud, cuando el criterio más extendido en el país era el avance en bloque, como provincia. De ahí que Zamora viera como siete de sus zonas básicas de salud estrenara las primeras medidas de alivio.

En esta segunda semana de la desescalada, Zamora mostraba un mapa casi por completo en verde, con una escasa incidencia de la pandemia, 1.000 positivos probados (624 por PCR) y 85 fallecidos en hospitales. Cierto es que la aplicación más significativa de pruebas PCR y de test rápidos ha llegado ya en el mes de mayo. Aún así, incluso Castilla y León quiso dar un paso más al llevar las primeras zonas básicas de salud a la fase 2, algo a lo que el Ministerio de Sanidad se opuso, al entender que lo idóneo era pasar a esta segunda etapa en bloque, y no por territorios individuales.

Cifras que nada tienen que ver con Madrid, con más de 67.000 casos positivos y 8.931 fallecidos, tomando en cuenta la escala, obviamente, la escala de la población. 172.000 habitantes frente a más de tres millones de madrileños. Aún así, la baja incidencia de Zamora -con los registros más bajos de la comunidad- no ha servido para adelantarse esta vez en la deseada desescalada.