No faltó ni el pedigüeño de la puerta. Los fieles tenían ganas de volver a misa, tras dos meses de templos vacíos y eucaristías por televisión o Internet y se acercaron a las iglesias que desde este lunes recuperan las homilías con feligreses. Una treintena de personas se acercaban hasta la iglesia de San Torcuato esta mañana para asistir al oficio religioso.

A la puerta les esperaban dos voluntarios con gel hidroalcohólico y una vez dentro comprobaron los lugares donde podían y no sentarse, bancos marcados por unas llamativas equis blancas. La misa presencia, decían la mayoría, nada tiene que ver con la otra y tampoco para los sacerdotes es igual "hablar para un móvil" que hacerlo cara a cara, viendo a las personas.

Los curas tendrán que hablar con las familias para ver como se arbitran las primeras comuniones, que por estas fechas ya se habrían celebrado otros años y, en todo caso, las ceremonias deberán guardar las preceptivas medidas de distanciamiento social.

La comunión ordinaria también tiene algunos cambios para extremar las medidas de higiene, por lo que la hostia es mejor recogerla con la mano antes de llevarla a la boca. Quien quiera el método tradicional, es decir, que sea el cura quien la ponga en el paladar, tendrá que esperarse al final, ya que en ese caso el sacerdote tendrá que extremar las medidas de precaución. Los mayores, claro, no podrán ofrecer la sagrada forma.