La cocina será uno de esos espacios donde deba extremarse la precaución en la reapertura para transmitir fiabilidad a los clientes. De hecho, el procedimiento de seguridad arrancará directamente con la recepción de las materias primas. Se eliminarán embalajes, se desinfectarán los envases y los artículos que no puedan ser desinfectados, como los frescos, deberán cambiar el contenedor del proveedor por uno propio del establecimiento. A la hora de cocinar, la recomendación es separar las zonas de los trabajadores mediante marcas en el suelo. Como obligaciones, se encuentran las de desinfectar todas las superficies de trabajo y las de contar con dosificadores de jabón desinfectante durante todo el proceso.

El plan, no obstante, va mucho más allá de la cocina. Como normas generales, se promoverá el pago con tarjeta u otros medios que eviten el uso de efectivo y se desinfectará el datáfono tras cada uso. Las máquinas tragaperras y dispensadoras también deberán limpiarse periódicamente. Se priorizará el uso de mantelería de un solo uso y se evitará el uso de cartas de uso común. La vajilla, además, deberá ubicarse alejada de las zonas de paso de trabajadores y clientes. Asimismo, se eliminarán los productos de autoservicio, tales como servilleteros, palilleros o aceiteras, priorizando los monodosis desechables.