Hacen falta muchos golpes para tumbar a una empresa que, decididamente, quiere salir adelante a pesar de las circunstancias. El coronavirus se ha destapado como un gran púgil, pero el comercio zamorano se resiste a pisar la lona. Al menos, hasta que suene la campana. A veces existen fórmulas para combatir cuando los todos los elementos están en contra. En otras ocasiones, hay que inventarlas. Y es en esta última tesitura donde se encuentra la firma zamorana Backside. Con dos tiendas en Zamora y una en Salamanca, la irrupción de la enfermedad ha supuesto un duro revés para sus intereses. La preocupación es máxima, teniendo en cuenta que se dedican a la venta de ropa y calzado; a la postre, dos de los elementos sobre los que más cuidado hay que tener a la hora de vender. Pero aquí nadie arroja la toalla. Y donde han nacido obstáculos, se han propuesto soluciones. Por eso, esta empresa afronta con ilusión y esperanza los últimos detalles antes de reencontrarse con el gran público. Con su público.

La actividad durante estos días es frenética en el interior de las dos tiendas de Backside, situadas en la calle de la Amargura. Y eso que permanecen cerradas al público. "Estamos preparando todo con mimo para que, a partir de la semana que viene, podamos volver a recibir clientes", reconoce Óscar Barba, el gerente de esta empresa zamorana. La crisis del COVID-19 cogió a los tres establecimientos en un momento bastante complicado. Las primeras semanas del mes de marzo significan cambio de temporada. El momento de pasar de los abrigos, a las camisas de manga corta. De las botas, al calzado veraniego. "Y en esas, nos vimos cerrando", explica Barba.

Todo estaba listo para ser transformado y, al final, nada pudo ser. "El fin de semana en que se decretó el estado de alarma era nuestro último fin de semana de rebajas, que habíamos decidido alargar hasta el 15 de marzo", comenta el propietario. "En ese momento, habíamos recibido ya toda la mercancía de primavera-verano y teníamos que comenzar a etiquetar el producto, prepararlo para la venta y cambiar los escaparates; pero tuvimos que cerrar", rememora Oscar Barba. Una situación comprometida en un momento de absoluta transición entre temporadas. ¿Existe un manual sobre qué hacer entonces?

La realidad es que no. Pero, a Backside se le ocurrió una forma de mantener el contacto con su público. "Vimos que la situación se nos venía encima, que el cierre se iba a alargar, así que pensamos en alternativas", indica el empresario. Dicho y hecho. En poco tiempo, la firma zamorana había activado la venta a través de la página web, mantenía contacto telefónico con los clientes y las redes sociales se convirtieron también en un transmisor de peticiones. "En realidad, fueron quince días bastante caóticos, porque en la web no teníamos preparada toda la oferta; pero fue una manera de salir adelante", detalla sobre lo acontecido durante aquellas semanas.

La empresa había ganado tiempo con el cliente, que es el bien más preciado. Pero entonces llegaba el momento de ponerse con la seguridad. "Para nosotros, la protección de nuestros trabajadores sigue siendo lo más importante, lo prioritario", reconoce Barba. También la de los clientes. Por eso, en estos días, la inversión será importante para tener una reapertura con todas las condiciones de higiene. "Utilizaremos mascarillas, gel, planchas de vapor para desinfectar las prendas a cien grados, limpiaremos los probadores antes y después de cada uso, colocaremos mamparas y habilitaremos todos los mecanismos de pago telemático", explica.

El esfuerzo será titánico. Y también el coste. Pero, al final, se busca que la recompensa realmente compense. "Lo único que queremos es volver cuanto antes y garantizar la seguridad para todos", concluye Oscar Barba.