En una época de obligado distanciamiento social por el coronavirus, las nuevas tecnologías permiten reducir distancias y sentir la cercanía de los familiares. La declaración del estado de alarma obligó a las residencias a suprimir las visitas, pero las conexiones periódicas mediante aplicaciones como skype han permitido a sus usuarios mantener encuentros virtuales y un contacto fluido con sus seres queridos. Este es el caso del matrimonio formado por José Vicente Hernández y Berta Santillana Díez, de 84 y 83 años respectivamente, usuarios de la residencia Virgen del Canto de Toro que, cada semana, se reencuentran, a través de una pantalla, con sus tres hijos y un nieto que residen en Salamanca.

Poco más de 60 kilómetros separan a Toro de Salamanca y, antes de la pandemia, la pareja recibía frecuentes visitas de sus hijos, pero la necesidad de suprimirlas para minimizar riesgos de contagio ha motivado que, durante el confinamiento, se hayan intensificado las videollamadas que permiten a José y Berta ver a sus seres queridos y mantener animadas conversaciones que, sobre todo, giran en torno a agradables recuerdos. María José Cirac, trabajadora social de la residencia explicó que, aunque antes de la expansión del coronavirus, el centro ya ofrecía a los usuarios la posibilidad de mantener videollamadas con familiares, en las actuales circunstancias se han convertido en una herramienta muy útil para paliar en parte la ausencia de las esperadas visitas.

José y Berta disfrutaron ayer de una nueva videoconferencia con sus familiares, con los se comunican a diario por teléfono, pero a los que sienten más cerca gracias al contacto visual. En este punto, Cirac resaltó los beneficios de las videollamadas porque, además de suponer una "inmensa alegría" para familiares y residentes, también funcionan como una terapia cognitiva, ya que muchas conversaciones derivan en recuerdos del pasado. Durante las videollamadas y a través de las preguntas que formulan familiares, los residentes rememoran momentos y vivencias, fechas, personas o lugares de los que guardan gratos recuerdos y, sin percatarse, estimulan su memoria.

De otro lado, Cirac matizó que, en la actualidad, tres usuarios utilizan la herramienta de la videollamada, conexión que se pacta previamente con los familiares y que se realiza en una sala de terapia ocupacional dotada con una pantalla táctil a la que son trasladados los residentes para que, en la intimidad, puedan disfrutar del esperado encuentro. A diferencia de las llamadas telefónicas, como precisó Cirac, la posibilidad de establecer un contacto visual entre usuarios y familiares, aporta tranquilidad a ambas partes, porque pueden comprobar si se encuentran bien físicamente o si están animados.

En la actualidad, tres usuarios sienten la cercanía de sus seres queridos a través de Skype porque, como remarcó la trabajadora social, no todos los familiares tienen acceso a aplicaciones para poder mantener videoconferencias. Por último, Cirac recordó que el servicio de videollamadas puede ser utilizado por cualquier residente y que los familiares interesados tan solo deben ponerse en contacto con el centro, que pone a su disposición los medios necesarios para el reencuentro, aunque sea a través de una pantalla.