El cierre temporal de fronteras decretado los gobiernos de España y Portugal, a raíz de la crisis sanitaria global originada por la pandemia del coronavirus, ha dejado desamparados a numerosos ciudadanos residentes en uno de los dos países que, sin embargo, trabajan en el otro donde son beneficiarios de su sistema sanitario, con especial incidencia en "La Raya" hispanolusa integrada por la región de Tras os Montes y Alto Douro y la comarca de Aliste.

Aliste acoge a un gran número de trabajadores portugueses que llegada la hora del confinamiento, han quedado en sus aldeas y freguesías lusas, muy en particular en los concelhos rayanos cde Braganza, Miranda do Douro y Vimioso. La única alternativa para cruzar de Tras Os Montes Aliste es hacerlo por el único paso fronterizo abierto que se localiza en la carretera Nacional 122 (España) y la Aautopista Trasmontana (Portugal), pero utilizando el antiguo trazado del viejo "Puente Internacional" sobre el río Manzanas por el casco urbano de San Martín del Pedroso y el santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Ribera" (La Riberiña).

Los ciudadanos portugueses trabajadores en España y residentes en Portugal obviamente son usuarios del Sacyl y por consiguiente poseedores de la receta electrónica, con lo cual el problema ha surgido a la hora de tener que abastecerse de medicamentos. En algunos casos, ello puede originar recorridos de hasta 150 kilómetros cuando habitualmente podían hacerlo en menos de veinte.

La "Policía de Fronteras" cuya comisaría se ubica junto a la carretera Nacional 122 en Alcañices, cuyos agentes llevan muchas décadas desarrollando su labor en Tras Os Montes y Alto Douro y en Aliste (también en Sayago y Sanabria) ha tomado la iniciativa y se han convertido en los salvadores y ángeles custodios de las personas que necesitan medicinas y no pueden desplazarse a España.

Los 11 agentes de la Unidad de Extranjería de la Policía Nacional desarrollan como cada día su labor, las 24 horas, dentro del operativo internacional del puesto fronterizo de "Quintanilha", único paso entre España y Portugal abierto, donde se controla la entrada y salida en los dos países. Por este motivo este servicio humanitario, reparto de medicinas, lo hacen n sus días libres. La iniciativa nació del presidente de la freguesía de Malhadas (miranda do Douro), de la Cámara Municipal del concelho de Vimioso, particulares y de la Unidad de Extranjería y Documentación de "Quintanilha-Alcañices".

Los policías españoles, fuera de su horas de servicio, se encargan de recoger los medicamentos en farmacias alistanas, como es el caso de la de Javier Pérez Bueno, en Rabanales, y se acercan con ellas hasta la propia frontera, donde acuden lo propios vecinos portugueses o en su caso el presidente (alcalde) de la Junta de Freguesía para recibirlos y llevarselos a casa.