La suspensión de las Ferias y Fiestas de San Pedro anunciada por el Ayuntamiento de Zamora ha caído como un jarro de agua fría en el sector del ajo en la provincia. De un plumazo, más de 800.000 kilos de producto se han quedado en el aire y sin uno de los canales principales de salida, con lo que ello supone para los pequeños productores que son la regla en los puestos de Tres Cruces. Los sindicatos agrarios y Caja Rural deciden en la jornada de hoy qué hacer con esta cita, aunque todo apunta a que no habrá arreglo. La posibilidad de traslado a septiembre junto con el resto de eventos que ha planteado el Consistorio aquí no tiene validez, al tratarse un producto de temporada. Y las familias, a dos meses de la recogida, no tienen muy claro qué va a ser de su futuro.

Cuelgamures, Fuentesaúco y La Bóveda de Toro son tres de las principales localidades productoras que cada año colocan más puestos en la Feria del Ajo. Sus alcaldes, sin paliativos, ya hablan de "catástrofe" para el sector. Así lo explica Eduardo Folgado, regidor de la localidad saucana y diputado provincial. "Para nuestros agricultores, se trata de una situación completamente dramática", reconoce. "Es mucho dinero el que está en juego y la mayoría de las ventas se hace durante esos dos días de la feria, por lo que todas estas familias se quedan muy tocadas", añade. En este municipio, cada año acuden a la capital entre treinta y cuarenta productores, por lo que el impacto es muy elevado. "Esperamos que la Diputación Provincial se haga cargo de la situación y pueda sacar una línea especial para esta gente, porque ahora mismo nadie sabe qué va a pasar con ellos", indica.

Las palabras de Eduardo Folgado las recoge José Carlos Prieto, el alcalde de Cuelgamures. Si bien el número de vecinos que acuden a la Feria del Ajo desde esta localidad no es tan elevado como el de Fuentesaúco, la más que probable suspensión no deja de ser traumática para ellos. "Estamos hablando de personas que dedicaban sus cultivos prácticamente en exclusiva para esa feria y que ahora lo van a pasar mal, muy mal", razona este regidor. "Hablamos de un producto de temporada; o se vende en junio, o se pierde. Y aquí no tenemos otros canales de distribución fuera de la feria para estos pequeños productores", revela el primer edil de este enclave de la Tierra del Vino.

María Jesús Riesco, alcaldesa de La Bóveda de Toro, reconoce las complicaciones que la suspensión puede acarrear a sus vecinos. Aunque, afortunadamente, en este pueblo no lo fían todo a la feria. "Nuestros productores suelen vender a fruterías y a otros establecimientos, porque sacarlo todo en la Feria del Ajo es complicado", explica. Por esa vía, buena parte de los agricultores podrían librar. También a través de las ventas a terceros para distribuirlos en otros mercados. "Pero sabemos también cómo están los mercados, así que esperemos que la situación no se demore mucho en el tiempo porque las consecuencias podrían ser graves", añade.

En la jornada de hoy se reúnen los sindicatos agrarios con Caja Rural, coorganizadora de la feria junto con el Ayuntamiento, para decidir el futuro de la cita. Sobre la mesa se había planteado dividir los puestos por zonas, aunque eso apenas repartiría las aglomeraciones entre esas mismas zonas distintas. La salida se antoja complicada. Para ellos y para tantos otros sectores afectados.