"Se ha ido un buen amigo y una gran persona". José Manuel Garrido, de Pobladura de Aliste, aún intenta asimilar desde la distancia la muerte de Juan José Fernández, Juanjo o Jose entre los suyos, policía nacional de San Vitero a quien el coronavirus se llevó por delante a la edad de 56 años (los cumplió el 4 de abril). No por esperada la muerte de este alistano ha sido menos dolorosa. Enfermó a mediados de marzo y tras más de un mes hospitalizado, fallecía el pasado jueves Madrid, donde estaba destinado como guía canino.

En San Vitero, donde había nacido, en La Torre de Aliste de donde era su mujer, y en muchos pueblos de la comarca, donde Juan José era muy querido, se llora la pérdida de un alistano muy pegado a la tierra. "En cuanto tenía un día libre ya se venía, cuando llegaba a Tordesillas me llamaba, que ya estoy llegando. Le encantaba el pueblo" evoca su amigo de Pobladura.

"Se marcha dejando atrás una carrera profesional intachable, donde conjugaba dos grandes pasiones, la Policía Nacional y los perros" informaba el portal del Cuerpo Nacional de Policía sobre uno de los suyos, el agente destinado en la Casa de Campo, Juan José Fernández. "Muchas gracias por todo Juanjo. Guía canino de pies a cabeza, estamos muy orgullosos de ti, no te olvidaremos nunca" recordaban los compañeros. Palabras que encuentran eco entre sus amigos de Aliste, donde se recuerdan las cenas de los "José" cada víspera del Cristo de San Vitero y a la que nunca quería faltar el policía alistano, padre de dos hijas. "Era una persona buena y sencilla" evoca Alberto Pérez (Truli) recordando las cenas y buenos ratos compartidos; incluso si podía no se perdía los "san miércoles" que cada día de esta semana reúne a un grupo de amigos en San Vitero en torno a una cena.

Gustavo Fernández recuerda a quien fue "amigos de todos; fueras al pueblo que fueras por toda esta zona de Aliste le conocía todo el mundo. Pobladura, Tola, Alcañices, Mahíde, Figueruela, El Poyo... Siempre tenía una buena palabra para todo el mundo, no podía ver mal a nadie".

Los bomberos de San Vitero se sumaron al recuerdo haciendo sonar las sirenas. "Era una persona muy agradable, siempre con una sonrisa en la cara" recuerda Alberto Lorenzo, promotor del espontáneo homenaje en el parque de bomberos. "Hoy las sirenas suenan por ti; se nos va un vecino, una persona excelente y un amigo" expresaba Alberto Lorenzo.

Especialmente se le recuerda también en La Torre de Aliste, el pueblo de Maribel, su mujer, donde gustaba de jugar la partida en el bar, como recuerda el alcalde Laurentino Peláez. "La última vez que estuvo por aquí fue a primeros de marzo, era muy campechano, de hablar con todo el mundo. Lo vamos a echar menos".