La crisis sanitaria y la incipiente económica resultan coyunturales, pero hay una crisis estructural en Zamora que se llama despoblación. Un año más, la provincia se erige como una de las más castigadas en toda España en cuanto a pérdida de habitantes. La que más en toda Castilla y León. Y, dentro de eso, existe un grupo de edad que, ni está, ni se le espera. Los jóvenes se van y no vuelven. Si el año 2010 arrancaba en este territorio con 42.000 muchachos y muchachas de 16 a 35 años, en el inicio de 2020 el mismo abanico encontraba una cifra de apenas 30.000. La provincia vuelve a ser la más envejecida de todo el país. Y esa anhelada repoblación que algunos expertos han querido anunciar al abrigo del coronavirus no es más que una ilusión con cimientos de barro.

Los recientes datos ofrecidos esta misma semana por el Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística han puesto de manifiesto que el futuro se mantiene agónico para Zamora. Solo en el último año, la provincia perdió 1.979 habitantes y se encuentra ya a medio paso de bajar de los 170.000 habitantes. El reemplazo es quimérico y las cifras no engañan. De un curso para otro, han desaparecido del ceso de habitantes 1.200 jóvenes. Y todas las instituciones se preguntan qué hacer para que puedan regresar al sitio que un día los vio nacer.

El coronavirus ha puesto en boga el teletrabajo y la posibilidad de cambiar los modelos laborales una vez se supere la pandemia. Expertos han deslizado que sería oportuno mirar hacia el medio rural y organizar un nuevo modo de vida menos urbanita y más equilibrado. Expertos que, quizás, no hubieran podido desarrollar esa misma tesis en un pueblo de Aliste sin conexión a Internet.

Frente a estas teorías, hay otras voces que cuestionan dicha posibilidad. El politólogo y director de Asuntos Públicos de Atrevia, Manuel Mostaza, ve complicado un cambio de paradigma que se oriente nuevamente hacia lo rural. "Los modelos de producción económica en el mundo moderno son modelos urbanos y resulta difícil pensar en darle la vuelta", explica. "No es un problema zamorano ni español, sino que es fruto del proceso de vaciamiento del mundo rural de los años cincuenta que se dio en todo occidente y que provocó que, ahora, la economía moderna genere eficiencia en las grandes aglomeraciones", añade el zamorano.