Llega el calor, tiempo de esquileo. Aunque cada vez es más frecuente esquilar las ovejas dos veces al año, la temporada fuerte de esta práctica ganadera se sitúa entre los meses de abril y julio. Es cuando, en condiciones normales, desembarcan en España cientos de esquiladores llegados de América Latina -en Castilla y León principalmente de Uruguay- y de países del Este.

"Es un trabajo muy duro, aquí no lo quiere nadie" argumenta Ignacio Fidalgo, socio de la empresa Montaña de León que en Zamora pela más de la mitad de la cabaña ganadera. Tal es la razón de que sea un oficio importado, pese a la importante cabaña de ovino en España, con 12 millones de ovejas en todo el país, una tercera parte en Castilla y León y alrededor de 600.000 en Zamora, la provincia más potente de la Comunidad. Semejante volumen de actividad generaría un nicho de trabajo hoy prácticamente ocupado por extranjeros.

Ése es el problema, que la pandemia del coronavirus ha bloqueado los desplazamientos y cerrado las fronteras, impidiendo la llegada de numerosas cuadrillas de esquiladores que habitualmente hacen la campaña en España con sus contratos de trabajo. "Este año, como no se arregle y no dejen llegar a los esquiladores no pelamos ni la tercera parte de los animales; en España pueden quedar cuatro millones de ovejas sin tocar" advierte Ignacio Fidalgo, que ayer llegaba con tres trabajadores a la explotación de Beni y César Villar, en Benegiles.

"En condiciones normales vendríamos siete, pero ahora no hay gente y encima tienes que cumplir unas normas que para nuestro trabajo son complicadísimas". Se desplazan dos en cada coche en lugar de ir todo juntos en una furgoneta, con el consiguiente aumento de los gastos. Las normas impuestas por el Estado de Alarma impiden más de dos personas por vehículo y tampoco pueden garantizarse un plato caliente porque los bares y restaurantes están cerrados. "Esto nos afecta a todos, una ruina" apunta el responsable de la empresa mientras los esquiladores hacen un alto para almorzar en la propia nave ganadera.

Han madrugado. A las 7 de la mañana ya estaban en Benegiles y, tras montar la maquinaria, empieza el corte, Provistos de mascarillas, se colocan en fila, cada uno con su maquina, apartan a un grupo de ovejas y las van pelando una a una. No hay tregua, cada animal que pasa se va apuntando para hacer el recuento al final.

Ayer era un rebaño de 700 cabezas que los esquiladores manejan con extraordinaria habilidad. "Es la técnica neozelandesa, se esquilan sueltas para que la oveja se estrese menos, sufra menos el ganado y es más rápido". Son animales de 50 a 80 kilos, cuando no los cien a los que puede llegar un semental. "Es un trabajo muy físico, pero es más técnica que fuerza" explica Ignacio mientras se va amontonando la lana que Beni y César van recogiendo en sacas. ¿A dónde la llevan? "Va para Palencia pero no vale nada, o la sacas o no te la recogen" aclara la ganadera.

Esta explotación de ovino lechero ha podido salvar la primavera con la cabaña ya limpia, pero a estas alturas no pueden decir lo mismo otros muchos ganaderos, preocupados por la posibilidad real de que este año las ovejas se queden sin esquilar.

Con unas 600.000 cabezas y 1.700 explotaciones de ovino, Zamora es una de las provincias punteras del país y la falta de esquiladores afecta de lleno a unas cabañas que tienen en esta práctica una de las garantías del bienestar animal. La lana es un foco de gérmenes. "A parte del manejo, que cuando la oveja está esquilada es mucho más fácil, es una necesidad por sanidad y bienestar para ellas" explican los hermanos Villar.

Ganaderos, cooperativas y el sector en su conjunto valoran fundamental la salud y la sanidad de los rebaños, y con el esquileo se propicia una mayor productividad en los meses de más calor, se previenen gérmenes y se evitan enfermedades como la sarna o la roña, que pueden extenderse a toda la cabaña en las majadas

La voz de alarma ha llegado desde las organizaciones agrarias, colegios de veterinarios y cooperativas, pidiendo al Gobierno que se permita el desplazamiento de esquiladores procedentes de otros países. "A la agonía del sector ovino por el descenso del consumo de lechazos, ahora se une su preocupación con el avance de la primavera por la falta de esquiladores" apunta la Unión de Cooperativas de Castilla y León.

Urcacyl reclama al Ministerio de Agricultura "medidas urgentes" que permitan autorizar un vuelo de Iberia con origen de Montevideo (Uruguay) y llegada a Madrid, con salida el 1 de mayo y regreso el 17 de julio, para traer a 288 esquiladores que tienen visado de larga duración y están pendientes de los permisos pertinentes. Esta inquietud ya se ha trasladado a subdelegados del gobierno en la Comunidad y al Consejero de Agricultura para que se lo traslade al ministro del ramo, Luis Planas.

Según la Unión de Cooperativas, ésta es "la única posibilidad" de disponer de este tipo de profesionales. "A Portugal van esquiladores desde España porque ellos no tienen, a Francia se van los buenos esquiladores de España porque cobran casi el doble por oveja esquilada, los polacos y eslovacos que venían se van a Italia donde les dejan entrar y los que hay en Marruecos esquilan a tijera y aquí es inviable". Estos esquiladores de Uruguay necesitan que la embajada de España en aquel país, les dé la autorización pertinente porque la van a precisar al llegar a Barajas, y además una carta del ministerio de Trabajo, Asuntos Exteriores o Agricultura, diciendo que el vuelo no ofrece problemas. La mayoría de estos profesionales llevan más de una década viniendo a España, tienen los papeles oportunos y los operadores les hacen contratos y les facilitan casas en las que vivir.

Estos operarios pueden llegar a esquilar más de 3.000.000 millones de ovejas en todo el país. Ignacio Fidalgo advierte que, de no contar con esos trabajadores "este año muchas ovejas se quedan con la lana y lo van a pasar mal".