La vida no se detiene por más que el coronavirus se empeñe en inundarlo todo. Y aparece en el mismo sitio, a pocos metros, del lugar donde se está desarrollando la batalla sin tregua contra la expansión del Covid-19. Un nombre que acompañará para siempre a Sofía, Leire, Enzo y Triana, cuatro zamoranos recién nacidos que, desde los primeros instantes de sus vidas, están plantando cara a esta enfermedad. Aquí estamos nosotros, somos el futuro de esta provincia y ningún virus, ningún confinamiento, podrá arrebatarnos lo que tenemos por delante. Hay esperanza dentro de este telón negro que descendió sobre Zamora hace un mes. Una esperanza que tiene nombres y apellidos, y cuya breve historia vital ya merece ser contada.

Sofía llegó al mundo mientras unos expertos decidían si era o no pertinente decretar el estado de alarma. Pero era una mera formalidad. De hecho, entre finales de febrero y principios de marzo ya eran tales las medidas de seguridad que fue imposible que su círculo más cercano pudiera ir al hospital a verla. Una circunstancia que ha provocado que, a estas alturas, con más de un mes de vida, sean pocos quienes la conocen. "Hacemos videollamadas con las abuelas, porque es la manera que tenemos a mano", explica su madre, que también se llama Sofía. "Le pusimos este nombre porque mi abuela también se llamaba así y nos parece bonito", añade.

Y es que la tecnología se ha convertido en un salvoconducto para estos padres que están confinados con sus hijos recién nacidos y que no pueden recibir visitas. "Imagínate nosotros, que tenemos una familia supergrande y lo hacemos todo por videollamadas", comenta con cierta sonrisa Mercedes Pelayo. Su hijo Enzo ya nació en pleno estado de alarma, hace ahora poco más de quince días. Y la historia "es para contarla", reconoce. Porque, ¿cómo se desenvuelve uno con un bebé y todas las tiendas cerradas?. "Todo el mundo nos decía durante el embarazo: 'no compréis cosas, que luego te regalan y no sabes qué hacer con todo eso'. Y mira ahora, con unos pocos de pijamas y de bodys, pero sin bañera, que no la compramos por la cabezonería de ir dejándolo", apunta esta madre zamorana.

Unos días antes que Enzo había nacido Triana. Fue el 3 de marzo y la sombra del estado de alarma ya planeaba sobre las cabezas de sus padres. Andrea Moura, la madre de la criatura, explica cómo fue visitar el hospital días antes de que se desencadenara la crisis del coronavirus. "Fuimos, evidentemente, con los miedos normales de la situación y también tomando todas las precauciones, como también las tomamos ahora", indica. No obstante, reconoce la labor de todo el personal del Hospital Virgen de la Concha por la atención brindada en un momento tan complicado.

En realidad, esto lo hacen todas las madres. María Carrera dio a luz este pasado Jueves Santo a una criatura de 3,680 kilos y 51 centímetros que se llama Leire. Y lo hizo con la seguridad de contar con plenas garantías de protección. "La zona está muy bien aislada y tenemos que agradecer tanto a las matronas como a todos los profesionales por el trato que nos han dispensado", reconoce tras el que ha sido su segundo parto. Unas palabras que reproduce Sofía Arguelles, quien ha tenido que volver al Clínico en mitad del estado de alarma por un problema de tiroides que tuvo su hijo Enzo. "La organización y la atención han sido excepcionales, incluso desde antes de que saliéramos de casa con todas las indicaciones", manifiesta.

La situación de todas estas madres no ha podido ser más complicada en uno de los momentos más importantes de sus vidas. Pero el tesón de los sanitarios y la comprensión de las familias ha sido clave para que los zamoranos del futuro ya se encuentren en sus hogares. Se trata de cuatro ejemplos de los más de cien niños y niñas que han nacido en la provincia durante la crisis del coronavirus. Ejemplos de esperanza y buenas noticias en unos instantes en que son más necesarias que nunca. "Al principio es algo caótico, pero ahora tenemos un bebé, es una cosa preciosa y hay que salir de esto cuanto antes", concluye Mercedes Pelayo.