"¡Vaya lección que nos están dando los niños!", afirma Ángela Do Espíritu, madre de dos hijos confinados en una vivienda en El Puente de Sanabria, tras tres largas semanas en casa por el estado de alarma. Juan, de casi cuatro años y Lucía, de 18 meses, han seguido elaborando sus fichas escolares enviadas desde el colegio al que acuden habitualmente, esta vez a través de Internet. La más pequeña también ha recibido cuentos, canciones y juegos proporcionados por la guardería. Un material que se completa en casa con material en inglés, con los objetivos principales de jugar y aprender.

El día se hace muy largo y hay que diversificar para llenar el tiempo. Hacer yoga, pintar caras con harina, convertir el salón en un parque o poner dibujos en la tablet son alternativas que hacen más llevadero el día a día para los más pequeños.

En una ciudad "no me quiero ni imaginar, están peor". No se despista de la fecha. "Sé qué día es porque tenemos un juego para cambiar los días de la semana, del mes", explica. Un juego del que, por supuesto, participan los pequeños aprendices.

Los niños también se muestran muy pendientes de los mayores, como del abuelo paterno, que está enseñando a su nuera a hacer cestos con mimbre, ahora que el negocio familiar está cerrado.

Ángela está ahora en casa tras un ERTE en la empresa del sector turístico en la que trabaja, mientras su marido sigue atendiendo por teléfono los pedidos de papelería a empresas y estudiantes.

La única salida que se permite es una vez a la semana para ir a Padornelo a acercarle la compra a su madre. En un primer momento pensó en traerla a su casa para tenerla más cerca y estar al cuidado de ella, pero luego consideró "que es una persona de riesgo y corre menos peligro si está sola".

El confinamiento para Eva Ferreira Dos Santos y sus dos hijos es totalmente diferente. "No tengo con quién dejar a los niños y tienen que venir conmigo a echar al ganado". Sus suegros viven en el mismo pueblo, San Martín de Castañeda, pero por su edad y la tendencia a coger gripes, son personas de riesgo. Álex, de 7 años, y Eric, de más de tres años, han continuado con las clases a través de Internet "cuando funciona y no se corta", denuncia Eva Ferreira, preocupada por cómo van a terminar el curso y de si alcanzarán los conocimientos escolares suficientes para no tener dificultades en el siguiente curso.

Para muchas familias, las descargas de fichas, juegos y películas en la tablet ayudan a sobrellevar el tiempo, siempre que haya suficiente cobertura de Internet, que no siempre está garantizado.

Las vacas, en esta zona de sierra del Parque Natural del Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto, dan bastante trabajo y más después de que la nieve las obligara a bajar de las zonas altas a cotas más bajas. Con sus dos pequeños, Eva tiene que cambiar a los animales de lugar porque se han quedado sin pasto. "Me toca volver a llevarlas a la sierra", indica.

Las únicas veces que se ha atrevido a dejarlos solos, con tan pocos años, ha sido para hacer la compra en El Puente, tardando el menor tiempo posible.