Este Miércoles Santo no me quedo en casa. Y no me quedo porque desde este encierro esperaré a la noche, y en la evocación de otros años de luto, en la intimidad de mi morada, cogeré mi pardo y rústico atavío y con él recorreré en mi memoria la senda a la orilla del río Duero, hasta llegar a la Iglesia de San Claudio de Olivares. Lo haré rezando en soledad, al igual que los que también rezan solos en su cama de hospital en toda España, y pido a Dios que esta procesión salga bien, en este peregrinar que parece nunca acabar y en el que en cada hogar, cada fiel lo vivirá a su manera, con íntimo recogimiento.

Ya en el templo nos abrazaremos todos desde la distancia, y al nombrar a cada hermano de la lista, nadie faltará, y nos sentiremos más unidos que nunca.

A la hora en punto se abrirán las puertas del templo a una plaza envuelta en el silencio. Pero entonces, surgirán en nuestra memoria múltiples recuerdos. Junto al sonido lastimero del bombardino, se entrelazará la triste melodía del cuarteto y el rugido sordo de unas matracas calladas como el también callado silencio de mi habitación.

Cardos y sangre durante el recorrido, la imagen del Cristo del Amparo parece más atormentada que nunca. Las cuestas son esta noche especialmente largas y pesadas pero presiento que algo las hará casi soportables, porque esta noche, todos somos cargadores y todos compartimos la misma carga bajo los arcos, haciéndola más llevadera. Y al paso de la Imagen de Jesús crucificado me viene a la cabeza otro sonido. Es el eco de los aplausos que humildemente animan desde ventanas y balcones a todos los que luchan con todas sus fuerzas, haciendo posible que la vida se abra paso sobre la muerte.

El camino de la procesión resulta largo al igual que nuestros días de encierro y aislamiento. La esperanza de luz al final del túnel es como la plaza que nos espera al final de nuestro desfile en el que juntos entonaremos a coro el Miserere:

Ten mi Bien, mi Dios, mi Amor,

Misericordia de mí

Ya me ves postrado aquí

Con penitente dolor...

(*) Presidente de Las Capas