El arco iris como dogma de fe,

una infancia inconclusa,

así el asombro de una voz.

El mundo en la óptica del espectador

fragmenta los latidos de la lluvia.

La ansiedad de unos labios ajenos

se despliega sobre el jazmín de tus párpados.

El aroma a sándalo e incienso

impregna las dudas del porvenir,

siempre es más bello el horizonte

que por desconocido se pliega en la noche.

Necesito creer en ti,

los nombres se deshacen en el pálpito de una estrella;

necesito reconocerme en las palabras no dichas,

en la respiración que posas en mis sienes.

Necesito creer en ti,

para alejarme de mis propios pasos,

para volar hacia el amanecer que nos reconoce.

Me reflejo en tus promesas,

en el tiempo retorcido en tus manos,

en mi propia necesidad de existir.

(Poema inédito)