Queridos Hermanos,

Estamos viviendo algo tan inesperado como abrumador, que nos mantiene recluidos a la espera de que, entre todos, seamos capaces de acabar con esta terrible pandemia que tiene al mundo entero atemorizado. Es estas circunstancias me dirijo a vosotros en un día que tendría que haber sido de felicidad, con nuestras calles y plazas llenas de familias, de palmas, de niños y niñas con ropa nueva acompañando a nuestro Señor que, a lomos de una humilde borriquita, entrase triunfante en Jerusalem.

Tendría que haber sido un día de primavera en el que, un año más, el rojo cardenal de nuestros hábitos inundase Zamora con un mensaje de alegría, de triunfo sobre el invierno y de renovación de nuestra cantera semanasantera, de ojos atónitos ante el gentío y el bullicio, de Pregón Oficial de la Semana Santa de Zamora y de comienzo de nuestros días más grandes.

En lugar de eso, tendremos que conformarnos con rememorar las semanas santas que ya pasaron, con vivir la Pascua confinados, sí, pero con fe y en la confianza de que ganaremos esta batalla yderrotaremos al covid-19 de la única manera que podemos, quedándonos en casa para contribuir a que se frenen los contagios y, con ello, todo vuelva a la normalidad.

Cierto es que la incertidumbre sobre el porvenir muy posiblemente deje en un segundo plano muy discreto el que este año no tengamos procesiones, porque la salud y el trabajo son bienes fundamentales que han de primar sobre todo lo demás, pero somos hermanos de una Cofradía y estas líneas tenían que hablar de semana santa, aunque mi deseo primero es que tengamos salud -este año más que nunca- para el año que viene y que podamos celebrar la Semana Santa 2020 en 2021. No quiero terminar estas breves líneas sin agradecer en nombre de todos mis hermanos la ardua tarea que están llevando a cabo aquellos que están en primera línea trabajando por y para todos: el personal sanitario, los cuerpos y fuerzas de seguridad, servicios de limpieza, transportistas, agricultores, medios de comunicación y a todas aquellas personas que están poniendo en riesgo su salud para que los demás no la perdamos.

Recibid, pues, mi fraternal abrazo virtual, que espero que pueda muy pronto volver a ser un abrazo de los de verdad y que Dios os guarde a todos.

(*) Presidente de la Real Cofradía de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén