Desde hace varios días, en el control de frontera nuevamente situado entre San Martín del Pedroso y Quintaniha, aparecen varios perros en busca de alimentos. Los policías españoles y portugueses, que comparten la vigilancia de la zona, les incluyen ya como parte de una rutina instalada, casi tres semanas después de que sus respectivos gobiernos les obligaran a controlar el paso de nuevo.

En el caso de España, la tarea está en manos de la Policía Nacional, cuyos agentes, muchos de ellos residentes en Zamora capital, realizan turnos de mañana, tarde y noche para vigilar que solo entren en el país las personas que llegan de Portugal con una justificación.

Los representantes policiales señalan que, en los últimos días, los ciudadanos han tomado conciencia de cuáles son los requisitos necesarios para acceder, por lo que no hay muchos que se vean forzados a darse la vuelta. Apenas algún despistado.

En ese sentido, lo peor para los agentes es el turno de noche. Del lado portugués se ha instalado una garita; en el español, la Policía Nacional afronta las guardias desde la furgoneta y, en ocasiones, con temperaturas que rozan los cero grados. Además, también reclaman que mejore la iluminación del puente de acceso. Las conversaciones están en marcha con el fin de que las medidas que se tomen "faciliten" esta tarea inesperada.