La imagen de siempre para iniciar la Semana Santa que los zamoranos nunca imaginaron. Los reposteros ya lucen sobre la fachada del Ayuntamiento, como si no pasara nada; como si el coronavirus no se hubiese llevado por delante un año de espera y meses de preparativos. La fotografía de los estandartes de las cofradías sirve como consuelo y atrae la melancolía de aquellos que sufrirán durante los próximos diez días porque ninguna procesión saldrá a la calle. Ni siquiera ellos mismos lo harán. La ciudad vivirá en soledad unas fechas en las que normalmente se llena hasta la bandera.

Precisamente por eso, conscientes de lo que este escenario implica, los responsables de la Junta Pro Semana Santa quisieron conservar, al menos, una tradición para dar comienzo a una Pasión en la que los gestos y los detalles simbólicos tendrán más peso que nunca. Los representantes de las cofradías se pusieron en contacto con el Ayuntamiento de Zamora para preguntar sobre la posibilidad de colocar los reposteros, a pesar de las múltiples restricciones que marca el estado de alarma.

Ante esta petición, el alcalde, Francisco Guarido, le trasladó la idea a los portavoces municipales del Partido Popular, el PSOE y Ciudadanos para debatir sobre la cuestión. Hubo unanimidad. Todos los grupos acordaron dar permiso a la Junta Pro Semana Santa siempre y cuando se cumplieran dos condiciones. La primera, que se extremaran las precauciones desde el punto de vista sanitario; la segunda, que acudiera al Ayuntamiento el número mínimo de personas que fuera posible.

Así, el expresidente de la junta de cofradías, Antonio Martín Alén, un fijo en la tarea, se comprometió a cumplir con ambos compromisos y se plantó solo en la Casa de las Panaderas para ir colocando los estandartes uno a uno. Por arriba, del Espíritu Santo hasta el Vía Crucis, de izquierda a derecha y en orden cronológico; por abajo, de Las Siete Palabras hasta la Resurrección.

En los años precedentes, y en los que vendrán, la misma fachada que ahora luce los reposteros fue y será testigo mudo del paso de muchas de las procesiones que este año no desfilarán. Esta vez, los estandartes se descolgarán sin que Zamora viva su Pasión, aunque los cofrades padecerán más que nunca desde sus encierros, inmersos en una batalla contra el virus por la que se hacen imprescindibles según qué sacrificios.

Por lo pronto, hoy es jueves de traslado, una cita marcada en rojo en el calendario para los devotos, los amantes de la Semana Santa como fenómeno cultural y los dueños de los negocios, que generalmente se preparan para una avalancha de trabajo. No en esta ocasión. El Mozo no cruzará el Puente de Piedra y la ciudad tendrá que guardar fuerzas para 2021.