Este año, el inicio de la Semana Santa tan solo se verá hecho realidad en las hojas del calendario. Ni los pasos recorrerán las calles, ni las flores decorarán los pasos. Claveles, lirios, rosas y otras tantas variedades que ya estaban preparadas para protagonizar la primavera se quedarán ahora en el almacén, a riesgo de marchitarse.

Las floristerías de Zamora se las ven y se las desean para mantener toda la mercancía que tenían preparada tanto para Semana Santa como para posteriores comuniones, bodas y bautizos. Ana, propietaria de la floristería Clavelitos, vive frente a la tienda y baja todos los días a regarlas. "Tenemos todo el local lleno de plantas y hacemos hueco en el almacén como podemos", cuenta. Esta floristería se encargaba de decorar cinco pasos durante la Semana Santa. El precio de una decoración con claveles permite hacerse una idea de las pérdidas a las que se enfrenta este sector: 700 euros. "Por lo menos no las habíamos pedido aún y así no las tenemos que tirar".

No es el caso de la floristería Castilla, regentada por cuatro hermanos, que ha tirado hasta 300 kilogramos de género o, lo que es lo mismo, 5.000 euros. Cuando estalló la crisis del coronavirus, este negocio ya había programado los pasos de Luz y Vida, el Cristo de San Frontis, varios en la procesión del Viernes Santo -en esta, varias floristerías se encargan de decorar los pasos-, así como varias iglesias."Nos dedicamos de toda la vida a la Semana Santa, así que ahora haremos lo que podamos", lamenta Montse Martín, una de las dueñas. "Durante abril y mayo nos llevábamos buena parte de los ingresos del trimestre, por lo menos la mitad".

Si el coronavirus ha afectado a todos los sectores de la provincia, el de la floristería y los viveros ha vivido un doble castigo: no solo pierden sus ingresos, sino que tampoco podrán recuperarlos más tarde dada su mercancia perecedera. Las flores y las plantas están viviendo una carrera contrarreloj. Algunas, como Flores Marta, consiguen salvar parte gracias a la venta online pero, como reconoce la dueña, no hay vistas de recuperación. "Yo empezaba el Sábado de Gloria a trabajar y no acababa hasta el Domingo de Resurrección", apunta su dueña. "Mis pérdidas van a ser, mínimo, de 3.000 euros para arriba".

La situación en los viveros tampoco es halagüeña. "Para nosotros, la Semana Santa significaba campaña de huerta, de flores de temporada", explica Carlos Rosón. Las pérdidas pueden alcanzar los 25.000 euros. Por el momento, solo tienen una cosa clara: habrá que volver a florecer pronto.